Me sorprendió esto de “clausurar”, con sello y todo, las puertas de la catedral y otros templos parroquiales. ¿Era tan necesario?

Estoy en el campo y fui a Los Angeles. Imaginé todas las salas de juego, garitos, clausurados por la autoridad de gobierno. Sin embargo no fue así. Solo los templos católicos. Fui por templos evangélicos y otro, el “salón del reino” de los Testigos de Jehová. Tampoco. Unos bares conocidos, de alegres noches, menos. 

Entonces, ¿qué ocurrió?. ¿Se enojaron con el Obispo? Capaz que haya sido eso y nada más. ¿Y por qué se enojaron? Misterio. Habría que preguntarle al Gobernador que es en definitiva el Jefe Provincial de todo el sistema público. ¿Por qué dispuso que clausuraran los templos católicos? Debe haber  desconfianza. No veo otro motivo. Pero, ¿desconfianza de qué? Los Ángeles, es de las ciudades capitales de provincia con menos Coronavirus. Esto es verdad. El Obispo y un sacerdote, sobrevolaron la ciudad bendiciéndola  con el santísimo. También viajó la imagen de la virgen que recuerda el nombre de Los Ángeles. Fue un bonito momento… y parece que está dando resultado. Si, claro que sí, es evidente que hay una bendición sobre la ciudad. Menos mal que no se les ocurrió a la gobernación detener el avión.

En realidad, sellar los templos, frente al santísimo bendiciendo desde el aire, yo me quedo al menos con la bendición desde los cielos. Me acuerda  John Wesley, religioso anglicano que también le cerraron las puertas de todos los templos y el entonces predicó en las calles, “El mundo es mi templo”, proclamó y extendió la prédica sin importar donde.

El Obispo, lo hizo del cielo, algo más moderno. Y lo admirable es que les va bien. No quiero hacer comparaciones porque no viene al caso, pero que Wesley triunfó, claro que triunfó y el Obispo Bacarezza, triunfó, claro que triunfó.

A los dos le cerraron los templos pero ninguno de ellos, al menos en un momento los requirió, solo que los fieles, no oyeron la palabra.   En realidad, lo que hizo la Gobernación, ayudó para volver a elevarse pronto, no hay que decir el día, para una nueva bendición del santísimo, solo falta que los Wesleyanos, salgan del templo para no contagiarse y sigan a su mentor John Wesley a predicar fuera en sitios públicos. ¿O la gobernación también lo prohibirá?

En un mundo tan materialista, los asuntos que son propios de la espiritualidad, deben tener una atención diferente. Ya saben los cristianos, que fueron creadores de una civilización, superando reinos e imperios, de la importancia de la Iglesia. En ella se fundamenta la paz, estado que mas se acerca a la perfección del ser humano, sellar puertas, no es un acto de paz, conversar, si lo es. ¿Entonces?

 Mario Ríos Santander