El pasado jueves 21 de noviembre, Albertina Martínez Burgos, fotógrafa independiente y asistente de iluminación de Megavisión, fue encontrada muerta en su departamento de la capital.
La investigación determinó que se trataba de un homicidio debido a los claros signos atribuibles a terceros, además de la desaparición de su computador y cámara donde tenía archivos captados en la marcha, dato que fue confirmado a El Contraste por un amigo con quien conversó del tema.
El lunes, fue despedida por sus familiares y amigos en la ciudad de Los Ángeles, lugar donde la premisa era una “exigir justicia”.
Quienes sacaron la voz por la profesional, fue la organización Reporteros Sin Fronteras, quienes a través de su director de la oficina en América Latina, Emmanuel Colombié, indicaron que “la policía chilena debe identificar cuanto antes a los autores materiales e intelectuales de esta sórdida ejecución e investigar minuciosamente si el asesinato de la fotógrafa está relacionado con su trabajo periodístico”.
El director agregó que “el clima de odio exacerbado contra la prensa y la violencia de las fuerzas del orden observadas desde hace varias semanas en Chile siguen siendo muy preocupantes. El presidente del país, Sebastián Piñera y su Gobierno deben asumirlo y actuar en consecuencia”.
Cabe indicar que desde el estallido social RSF ha registrado numerosos casos de agresiones intencionales en contra de periodistas –tanto de la prensa nacional como internacional– que cubren las manifestaciones que se mantienen en el país.
El organismo ya envíó una carta a las autoridades chilenas sugiriendo instruir de manera especial a las fuerzas del orden y seguridad para facilitar el trabajo de las y los periodistas.
Cabe indicar que en 2019, Chile bajó del lugar 38 al 46, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa que realiza esta organización en el mundo.
