Este 26 de agosto se conmemoran 77 años desde la implementación de la Educación Técnico Profesional en el país, fecha que nos invita a una importante reflexión ¿Cómo sería el país sin técnicos? Sin el especialista que repara un teléfono o un computador, sin alguien que pueda hacer curaciones o tomar exámenes en la atención primaria de salud, alguien que pueda corroborar el buen funcionamiento de un auto en la revisión técnica, sin el camarógrafo del noticiero, el encargado de la refrigeración de productos en el supermercado, el piloto de avión o quien cuida de nuestros hijos en la sala cuna mientras trabajamos…en casos como estos es un Técnico quien realiza bien su trabajo.
“por cada profesional competente deben existir, al menos, diez técnicos que ejecuten funciones para que la sociedad avance”.
Nuestra ciudad, y el país, funcionan gracias a la labor de miles de Técnicos que ejecutan procedimientos y operan tecnologías para resolver de manera oportuna los problemas de nuestra vida cotidiana. Tan eficientes que ni siquiera logramos percatarnos de su tremenda importancia porque prácticamente nada funcionaría si no es gracias a su arduo y silencioso trabajo. Eso, como país, aún no lo valoramos.
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.), el Instituto Tecnológico de Tokio (Japón), el Instituto de Tecnología de Harbin (China) y el Instituto Tecnológico de París (Francia) son claros ejemplos de las políticas educacionales, con inversión de recursos económicos y la calidad educativa en el segmento técnico-profesional, que se implementa en países desarrollados. Autoridades responsables y empresarios saben que invirtiendo recursos y desplegando incentivos para que tanto el sector público como privado aumenten y mejoren sus oportunidades laborales, favorecerá a la sociedad completa, puesto que son indiscutiblemente los técnicos, quienes más impulsan al país hacia su desarrollo.
En ningún caso esto significa desmerecer la importancia de los profesionales universitarios, responsables de la investigación, planeación, gestión, y evaluación de los procesos. Sin embargo, por cada profesional competente deben existir, al menos, diez técnicos que ejecuten funciones para que la sociedad avance.
En Chile, lamentablemente, aún es posible reconocer una mirada errada hacia el estatus de los técnicos como si fuese una elección de menor calidad. Lo cierto es que, en general, las labores técnicas resultan ser mucho más activas, estimulantes y gratificantes para la gran mayoría de las personas, pues se trata de acciones prácticas y concretas, donde se usan herramientas, tecnología y se otorga solución directa a los problemas cotidianos de las personas, de las empresas y de la sociedad.
Quienes comprendan la realidad educativa actual, laboral y económica a largo plazo y los factores psicosociales de nuestra ciudadanía, sabrán que desarrollando los propios talentos se vive con más satisfacción. Se hace evidente, cuando observamos países más desarrollados, que en la Educación Técnica es en donde la mayoría de nuestros jóvenes podrán formarse para canalizar su realización personal. Esa es la mirada que Chile necesita, una donde se reconozca el desarrollo sostenible de las personas para ser una mejor comunidad.
Rodrigo Guerrerro, jefe de la Unidad de Desarroolo Docente. Instituto profesional Virginio Gómez, sede Los Ángeles