El que sale por necesidad y el que lo hace por idiota
Los Ángeles vive momentos complejos. En una semana los contagios se dispararon un 107% y nada hace pensar que esta situación se pueda reducir, si no todo lo contrario.
Ya el Colegio Médico ha advertido que si la ciudad y la provincia de Biobío mantienen estos niveles de contagios, se podría experimentar una saturación de los servicios de salud.
En el territorio que comprende las 14 comunas de la provincia: Antuco, Los Ángeles, Mulchén, Negrete, Cabrero, Quilleco, Alto Biobío, Santa Bárbara, Yumbel, Quilaco, Nacimiento, Laja, San Rosendo y Tucapel, el resultado es de 227 casos, de los cuales 146 son potenciales contagiantes.
Sin embargo, sorprende ver cómo en el centro de las principales comunas, existe gente con un grado alto de irresponsabilidad, de poca empatía y para la cual no quedan calificativos que puedan describir su actitud.
Pasean literalmente por la ciudad, salen con sus hijos pequeños al supermercado, no se aguantan visitar a adultos mayores o salen a «pololear» a los parques. Aunque no lo crea, hay otros peores. Jóvenes y no tan jóvenes, que toman esta situación como un relajo y se dedican a hacer fiestas como lo acontecido en Laja. Para qué hablar de lo que aprovechan las calles vacías para salir a «correr» en sus automóviles. Todos estos son los idiotas. Los grandes idiotas.
En paralelo, hay muchas personas que quisieran poder estar haciendo cuarentena y no pueden. Los trabajadores de la salud, los recolectores de basura, los feriantes, los bancarios, los bomberos, las notarías, transporte público, trabajadores de supermercados y tantos otros, que deben ver con indignación como los contagios crecen por culpa de estos personajes.
Carabineros y la PDI, en sus estadísticas acumulan decenas de personas que han sido sorprendidos violando el toque de queda: no 1, ni dos, ni 5, más de 10 veces cada uno.
Los casos están al alza y si seguimos así, el domingo 24, los casos podrían estar fácilmente en los 180 a 200 contagiados.
El virus está en la calle, en el pavimento de la calle o la vereda, en las barandas de la micro, en la fruta, en el asiento de la plaza o en cualquier lugar esperando que alguien lo toque para desatar el caos.
¿Qué estamos esperando? ¿queremos ver morir a los demás? Sr. Idiota, por favor, si algo de empatía y amor por los suyos le queda en el corazón, quédese en su casa, porque probablemente no será usted el que lo lamente.