En una comuna del sur de la provincia de Biobío, se ha dado a conocer una particular historia de una emprendedora que regala sopaipillas a los niños que tienen buenas notas.

En la ciudad de Mulchén, Verónica Morales, más conocida como la “Tía de las Sopaipillas”, se ha convertido en un verdadero símbolo de incentivo escolar. Con su carisma y generosidad, Verónica ha implementado una iniciativa única: regalar sopaipillas a los estudiantes que obtienen buenas notas, una práctica que ha ido ganando popularidad entre los jóvenes de la comuna.

Todo comenzó el año pasado cuando el alcalde de Mulchén gestionó un permiso para que Verónica pudiera establecer su carrito de sopaipillas llamado “Las delicias de Verito”, en la calle Ghana, frente al liceo. Sin embargo, fue en marzo de este año, tras su traslado a calle Sotomayor, donde surgió la idea de premiar a los estudiantes por su rendimiento académico.

Los jóvenes venían a comprar sopaipillas y me decían tía, qué buena onda usted, qué bacán”, recuerda Verónica. Fue entonces cuando decidió recompensar ese entusiasmo y “les dije que quien trajera un 7, se ganaba una sopaipilla. Al principio nadie llegaba con un 7, así que bajé la exigencia a un 6,5 y ahí comenzaron a llegar más notas”.

Una iniciativa que cada día la emociona

Desde entonces, su iniciativa ha ido creciendo y ya no se limita solo al liceo cercano, sino que estudiantes de otros colegios, e incluso los más pequeños, se acercan al carrito de la “Tía de las Sopaipillas” con sus notas en mano, emocionados por recibir su merecida recompensa.

Es emocionante ver cómo llegan corriendo con sus notas, felices por poder cambiar su esfuerzo por una sopaipilla”, comenta Verónica, agregado que esto ha ido rápidamente en aumento de clientes y saludos.

El carrito de Verónica, conocido por sus deliciosas sopaipillas, también ofrece una variedad de productos como completos, papas fritas, mote con huesillo, empanadas, calzones rotos y picarones. “Las sopaipillas son el fuerte de mi carrito, pero también vendo otros productos según la temporada”, explica.

Un gesto que se convirtió en alegría

Lo que comenzó como un pequeño gesto se ha transformado en una fuente de alegría y motivación para muchos estudiantes de Mulchén. Verónica incluso considera la idea de crear un disfraz de sopaipilla, convirtiéndose en una especie de mascota que represente su cariñosa iniciativa.

Una vez hicimos una sopaipilleton y se ocuparon tres sacos de harina en un día. Este año continuaré con la iniciativa hasta diciembre, y si la salud me acompaña, seguiré haciéndolo el próximo año”, señaló a El Contraste.

Verónica hace un llamado a otros emprendedores a seguir su ejemplo y contribuir de manera positiva a la comunidad. Donde muchas otras empresas o pymes, pueden hacer un pequeño gesto para alegrar a los jóvenes de Mulchén.

Es bonito ver cómo algo tan simple puede traer tanta felicidad a los niños”, concluye la “Tía de las Sopaipillas«, quien con su generosidad y espíritu emprendedor ha logrado marcar la diferencia en la vida de muchos jóvenes estudiantes de Mulchén.

Revisa más noticias nacionales y la contingencia de Los ÁngelesRegión del Biobío, en El Contraste. Síguenos a través de Facebook  y enterate de lo que está sucediendo.