Resiliencia, perseverancia e intensidad son probablemente algunos conceptos que pueden describir a Karina Ubeda, quien actualmente es estudiante de Ingeniería Comercial de la Universidad del Desarrollo. Con solo 20 años, tuvo que interrumpir su vida normal, producto de un accidente cerebro vascular – ACV – que la tuvo al borde de la muerte.
Sin embargo, basta hablar con ella breves minutos, para darse cuenta que su recuperación no ha sido un milagro, si no fruto de una personalidad que pareciera llevar escrito en algún lugar la frase “nunca rendirse”.
Hoy, con 24 años, relató a El Contraste lo que ha sido este proceso y como su caso, le ha permitido conectarse con personas de distintos rincones del país que han tenido una situación similar.
El día que cambió todo
“Yo tenía 20 años. Hace como 4 años que me dio el ACV. Jamás me lo esperé. Yo tenía una vida muy normal, feliz, estaba en otra universidad, en la U. de Chile, me cambie después del accidente a la del Desarrollo. Ese día tenía un examen y cuando me desperté me sentía muy cansada. Me metí a la ducha y como que me quedaba dormida. Al salir, me acosté en la cama porque no podía más y cuando me levanté a buscar mi ropa, me caí y no me podía parar”, relató Karina.
Agregó que en ese momento, “se me durmió toda la cara, todo el cuerpo, y no podía ni siquiera gritar. Estaba como paralizada, tirada en el suelo, pero totalmente consiente y ahí fue cuando entre en desesperación, como qué hago”
En ese instante al ver que su cuerpo no respondía, “dije ¿qué es esto? Yo pensé que era un ataque de pánico o de estrés, porque yo soy súper estresada, pero nunca me imaginé que era mucho más grande que un ataque de estrés, sino que un ACV, un ataque cerebro vascular”.
Así, mientras se arrastraba por el suelo, la señal de alerta a su familia, la entregó su perrita que estaba del otro lado de la puerta, la cual comenzó a ladrar y llorar. Gracias a ello, su madre se acercó, abrió la puerta y la encontró.
“Tuve la suerte de que fue súper rápido. Me encontraron muy rápido. Después llegó mi papa, mi hermano, después un amigo que se había quedado a dormir, que estaba estudiando conmigo y me llevaron al tiro a urgencias”, afirmó.
Ya en el auto, Karina perdió la conciencia y poco supo que en las horas posteriores, debió ser traslada de urgencia en un helicóptero hasta la Clínica Las Condes y ser sometida a un difícil trabajo médico para salvarle la vida.
Horas y días cruciales: «No sabían si iba a despertar»
En un ACV, cada segundo cuenta. Afortunadamente para su caso, la reacción de su familia y el trabajo de los facultativos, comenzó muy rápido.
“Me sacaron toda la sangre, no pudieron ver la causa del ACV porque tenía mucha sangre en la cabeza. Todo el scanner era negro, pero todo salió del todo bien. Sin embargo, no sabían cómo iba a despertar o si iba a despertar o no o si despertaba, cómo iba a quedar y ahí desperté”, detalló.
Los días posteriores, Karina se mantuvo con medicación que no le permitían entender con claridad lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, cuando pudo tener un momento de lucidez, se encontró en una camilla de hospital, conectada a diversos equipos y pudo entender que había pasado algo muy grave.
“Los primeros días mi cabeza era una suma de confusiones. Yo no podía hablar, no me salían las palabras. Estuve dos semanas sin hablar o más, incluso pensaron que tenía parálisis en las cuerdas vocales, hasta que logré decir algo”, sostuvo.
De esa manera, pasó más de dos meses internada, tras lo cual salió con muchas dificultades y en una silla de rueda.
La recuperación: «Siempre pensé que iba a salir adelante»
“No es un proceso fácil”, confesó Karina. Todo lo que vivió, tuvo mucha frustración, desesperación, y angustia. Pero por sobre todo eso, la joven estaba convencida de que se iba a recuperar.
“Gracias a mi ignorancia sobre los ACV,yo nunca pensé que me no iba a recuperar. El primer día que tomé conciencia, siempre pensé que iba a salir adelante, que iba a ser largo, pero nunca pensé que iba a quedar mal. Ahora, le doy gracias a mi ignorancia, ya que si hubiera conocido otros casos de ACV antes o supiera que las personas quedan muy mal, mi recuperación probablemente no habría sido la misma, pero nunca pensé que no me iba a recuperar”, aseguró.
De esa manera, en cada avance que tuvo, confesó que empezó a agradecer las cosas más simples de la vida y es lo que rescata positivamente de todos estos años. “Es súper frustrante y angustiante, pero también agradeces más las cosas del día a día. El poder hablar, pensar bien, el poder ir al baño, porque cuando fui la primera vez en una taza, sentada, fue increíble. Me alegro de las pequeñas cosas, cuando comencé a comer sola sin sonda, fue todo muy gratificante”, expresó.
Un referente para otras personas que han sufrido ACV
Actualmente, Karina tiene un sitio web (www.miacv.cl) donde ha podido compartir su historia con el mundo. Desde ahí, son muchas las personas que le han escrito y le han permitido sentirse acompañada en su proceso de recuperación.
Para lograr sus avances y muy fiel a su intensa personalidad, su rehabilitación incluía extensas horas de trabajo. “Salía a las 8 de la mañana y regresaba a las 9 de la noche”, comentó. También intentó en ese periodo retomar su carrera en la universidad aprovechando la pandemia y las clases virtuales. Sin embargo, “no pude”, confesó.
Lejos de darse por vencida, continuó esforzándose y al recuperar sus capacidades cognitivas, se matriculó en la UDD e incluso, esta entrevista, la realizó desde Madrid, España, donde realiza un intercambio.
“Yo sé que soy capaz. Yo cuando quiero algo lo logro. Así como quise salir de la rehabilitación y lo logré, quería hacer un intercambio afuera y lo logré”, indicó.
Respecto a su situación actual de salud, reconoce que “ahora me hace falta un poco más físicamente mi rehabilitación. El habla y lo cognitivo ya lo superé, casi, porque aún es muy difícil cuando se te muere una parte de tu cerebro, volver a pensar como lo hacías antes. Es prácticamente imposible. Yo noto que soy más lenta, estoy más lenta, pero pienso bien ahora, solo que necesito más tiempo.
Mirando en retrospectiva y a pesar de lo increíble que puede parecer, Karina comentó que “si pudiera retroceder el tiempo atrás y poder elegir que no pasara esto, no sé si lo hubiera elegido. Tuve la suerte que mi familia me apoya demasiado, de tener un entorno muy bacán. Yo ahora necesito hacer algo, para que esto valga la pena esta experiencia, no puede quedar así, no puede quedar ahí. Por eso hice la página web con la historia de mi rehabilitación y todas las terapias que yo hice, tratando de aportar con una página informativa, tratando de aportar con mi experiencia a las demás personas que han sufrido un ACV”.
Finalmente, hizo hincapié en que las personas que han tenido esta experiencia es que “sean muy positivos. Nunca se rindan y siempre den las gracias”.
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