Por Lissette Wackerling
Directora del Sernameg Biobío
La difícil y lenta inserción en el mercado laboral de las mujeres hoy se enfrenta a un nuevo desafío: el teletrabajo, la conciliación y corresponsabilidad en lo personal, laboral y familiar.
Según estadísticas del INE, en la región del Biobío, la participación laboral de mujeres es de un 41%, cifra que se ha mantenido estable durante los últimos años, más baja incluso que el promedio nacional. La última medición antes de la contingencia sanitaria, correspondiente al trimestre móvil diciembre 2019 – febrero 2020, registra también el dato que la desocupación de mujeres alcanza un 8,6%. Esto contrasta con el 59% de participación y 8,1% de cesantía en el caso de los hombres.
Si bien estas cifras representan un avance en relación a la situación laboral histórica femenina, queda mucho camino por recorrer. Si lo llevamos a cifras mundiales, las mujeres realizamos el 66% del trabajo del mundo, pero solo recibimos el 10% de los ingresos mundiales.
Durante la emergencia sanitaria estas inequidades se han visto acentuadas con el aumento del “teletrabajo”, ya que además de las obligaciones laborales, las mujeres presentan una sobrecarga en sus hogares, ya que culturalmente el trabajo doméstico y cuidado de terceros (niños/as, adultos/as mayores, personas enfermas) recae en ellas.
Por lo tanto, las mujeres que trabajan de manera remota enfrentan con mayor dificultad la conciliación y corresponsabilidad de su vida personal, laboral y familiar, lo que es aún más serio considerando que -según el censo del 2017- el 41,6% son jefas de hogar, es decir, son el principal sustento de sus hogares. Estudios nacionales indican que ellas dedican 3,1 horas más al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, y tienen 0,49 horas menos de ocio y vida social que los hombres.
La actual pandemia ha adelantado una problemática que ya se preveía, es decir, que la automatización del mercado laboral, que se proyecta permitirá aumentar el crecimiento y desarrollo de la economía, tendrá que crear las nuevas condiciones y estrategias para retener a los mejores talentos, ya sean mujeres u hombres, y para eso tendrán que incorporar enfoque de género a las condiciones de trato y contrato con sus trabajadores/as, deberán promover la conciliación y considerar horarios de capacitación, reuniones y otras acciones en horarios que permitan el desarrollo de la vida laboral y familiar; corresponsabilidad.
Como Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género, precisamente a través de su programa Buenas Prácticas Laborales, está permanentemente asesorando y monitoreando las medidas que las empresas han implementado para enfrentar el teletrabajo: cuántas de ellas consideran la doble y triple jornada de las mujeres, qué medidas se pueden implementar para que la crisis sanitaria no agudice las inequidades históricas que afectan más a las mujeres.
En la región del Biobío, SernamEG lidera la Mesa Público-Privada de Buenas Prácticas Laborales, en la que participan más de 40 empresas públicas y privadas que están trabajando en red para mejorar las condiciones y oportunidades de las mujeres en el mercado del trabajo remunerado.
Se dice que las crisis pueden llevar al caos, pero creemos que también a nuevas oportunidades, por eso trabajamos con compromiso y convicción de que las mujeres somos y seremos parte protagónica de la economía y el mercado laboral. En el mes del trabajo creemos importante destacar que estos nuevos retos deben considerar por igual a trabajadores y trabajadoras, y que el mercado laboral debe implementar medidas de conciliación y corresponsabilidad entre la vida personal, laboral y familiar en igualdad de oportunidades y derechos para mujeres y hombres.