Docentes en Crisis: “Al límite de la esclavitud, el colapso mental y de arriesgar sus vidas por educar”
Antes de comenzar, quiero hacer un reconocimiento público a todas aquellas personas que por vocación han decidido dedicar sus vidas al servicio de la educación, para preparar a todos aquellos que en algún momento tomarán la posta en las diversas actividades de nuestra sociedad, para poder construir una sociedad más justa, libre y próspera.
Resulta incomprensible que la madre de todas las profesiones y oficios históricamente se ha visto postergada, no sólo por el propio Estado, sino que también, por la sociedad en general.
Hemos podido constatar que una de las áreas que se vio más afectada por la crisis sanitaria provocada por el SARS Cov2, ha sido el área de la educación, afectando de manera particular y dramática a los y las docentes, ya sea de establecimientos públicos, subvencionados o particulares.
Desde que comenzó la pandemia, hasta el día de hoy, se ha visto mermada aún más la calidad de vida de los docentes. Largas horas de trabajo en sus hogares, dejando de lado la propia vida familiar para realizar sus planificaciones fuera del horario laboral. Aquí, el Mineduc debería hacerse cargo de ello, o en su defecto, que cada establecimiento se haga cargo del contrato de personal dedicado exclusivamente para ello.
Con respecto a esto último, quiero hacer notar la falta de fiscalización por parte de la Dirección del Trabajo. Si bien es cierto, existen las llamadas “Horas no lectivas”, para la preparación de material, atención de apoderados y coordinación entre docentes, éstas son insuficientes y, por consiguiente, los docentes deben llevarse el trabajo a sus hogares, pasando a llevar su derecho de pasar tiempo con sus familias. Y claro, las interminables llamadas de apoderados que al parecer piensan que son docentes 24/7
Ante eso, el código del trabajo es explícito en la Ley 19.070, en su artículo 69 e incisos del 1 al 4 que: “Las jornadas semanales se conforman con horas en aula y horas de actividades curriculares no lectivas”. “La docencia no podrá exceder de 33 horas semanales en caso de jornadas de 44 horas, donde lo restante es para actividades no lectivas”. “En la docencia de aula semanal para docentes con régimen escolar diurno no podrá exceder las 32 horas con 15 minutos de recreo, cuando la jornada sea de 44 horas”
La ley es clara en cuanto al régimen laboral, pero entonces ¿Por qué los docentes tienen que llegar a sus hogares a trabajar? ¿Por qué ninguna autoridad se ha dedicado a constatar las condiciones en las que trabajan los docentes?
Un estudio realizado por la Universidad de los Andes publicado en marzo del 2021, habla acerca del derecho a la desconexión laboral, ya que el uso de herramientas ha provocado la vulneración en la limitación de la jornada laboral, y así, el derecho al tiempo libre de los trabajadores, teniendo consecuencias negativas para sus vidas, salud y entorno familiar.
Afortunadamente, el 11 de marzo de este año, se realizó la modificación de la Ley 21.431, en el artículo X, que habla acerca del derecho a la desconexión digital de los trabajadores que garantiza que los trabajadores no se encuentran obligados a responder comunicaciones, órdenes u otros requerimientos de parte del empleador durante al menos 12 horas continuas en un periodo de 24 horas y que el empleador no podrá establecer comunicaciones, ni formular órdenes u otros requerimientos durante los días de descaso.
Hago la siguiente pregunta ¿Alguien fiscaliza si esto realmente se cumple?
Me adelanto: No se cumple y nadie lo fiscaliza.
Hace poco, apareció el tercer Reporte de la Encuesta Nacional de Monitoreo Educacional en Pandemia, elaborado por investigadores de la Escuela de Gobierno UC, el Instituto de Sociología UC y el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, en colaboración con el Centro de Estudios del Ministerio de Educación.
En este reporte realizado entre el 16 y el 20 de mayo de este año, y en donde participaron 1.231 establecimientos, siendo el 14% del universo total, se constató que el 48% de los establecimientos indicó que la violencia está peor que antes de la pandemia, que el 9.4% de los docentes de aula, ha renunciado, disminuido su carga académica. Y lo más importante, el 79% de los directores y directoras dan cuenta un deterioro en la salud mental de los estudiantes.
Fue un grave error por parte del Mineduc obligar volver a la normalidad de golpe, sin pasar por un régimen de gradualidad para acostumbrar a los estudiantes. Nuevamente, a la convivencia escolar. Ésta es una de las razones de la escalada de violencia que se viven los colegios.
Hoy más que nunca los establecimientos educaciones, de la mano con el Ministerio de Salud, deben implementar medidas para el asesoramiento psicológico no sólo de los estudiantes, sino que, sobre todo, de los propios docentes. Es imperativa la necesidad de intervenir en los recintos educacionales en medio de la ola de violencia escolar que hoy se vive. La salud mental de alumnos y docentes está mermada, hay que actuar antes de que suceda alguna tragedia.
Quiero hacer un llamado públicamente a todas las autoridades gubernamentales, legislativas y judiciales para que comiencen a fiscalizar todos los establecimientos educacionales, para que se cumpla la normativa laboral y de teletrabajo. No es posible que aquellos que nos educaron se encuentren medio de esta sobrecarga laboral y que nadie tome cartas en el asunto.
También hago un llamado a todos los directivos de los establecimientos educacionales, a que faciliten ayuda psicológica al profesorado, a que sean los protectores de su personal.
No se puede permitir que, en nombre de entregar una educación de calidad, se tenga que pagar el precio de generar el deterioro de la salud física y mental e incluso, colocando en riesgo la propia vida de los docentes. Finalmente, al no respetar lo anterior, provocan el efecto contrario. Y mucho menos que esto salga de los bolsillos de los docentes, muchos de ellos de sus propios bolsillos costearon el mejoramiento de equipos para las clases online. Insólito.
La educación es un acto de amor, es dar vida. Y el amor es exigente, pide encontrar los mejores recursos, para despertar la pasión y comenzar un camino con paciencia junto a los jóvenes. No se puede crecer, no se puede educar sin coherencia.
Porque la educación y sus docentes son el pilar fundamental de la sociedad, porque son los arquitectos del futuro, merecen el trato y el reconocimiento por parte de toda la sociedad. Es vital para la construcción de una nación justa, libre y fraterna, porque como diría el Ex Presidente Pedro Aguirre Cerda: Gobernar es educar.
Chile, es una mesa para todos.
EU. Francisco Muñoz Almendras.
Ciudadano.
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