Se va el 2020, Un año marcado por la cercanía de la muerte, por el populismo político, desgarrado por las malas prácticas, y desentendido de lo que realmente importa.
Un año que difícilmente saldrá de nuestra memoria y que tendrá un lugar destacado en la historia. Algunos pensarán que fue el año del suicidio de Chile; y otros, en tanto, celebrarán el despertar. Lo que sí puedo decir es que en ningún caso fue un año perdido.
Estoy convencida de que el 2020, más allá de la destrucción de la economía, los problemas sociales, el daño que ha hecho la clase política a nuestra sociedad y el dolor por nuestras perdidas en esta pandemia, fue el remezón para recibir el 2021 con esperanza y valentía, para escribir nuestro futuro con letras indelebles. Y también para enfrentar con más decisión a los adversarios – incluso los invisibles – que nos complicaron aún más la vida este año que se va.
Los extremistas han instaurado una mala forma de hacer política, amenazando y acusando constitucionalmente a todo aquel que pase por su mira, para fastidiarlo, intentando instaurar la idea de que la derecha no puede gobernar, para así poder ellos obtener el control total y limitarnos a un sistema como el que quiere la izquierda radicalizada.
Hoy más que nunca debemos defender la Libertad. Como ningún otro año hemos alzado la voz y salido de nuestra zona de confort, pues los que piden tolerancia han sido siempre los primeros en atacar al que piense distinto e imponer su ideología.
Hasta hace un año nos habíamos mantenido en silencio, teniendo muchas veces un temor absurdo a decir que somos de derecha y a mostrarnos como fieles defensores de nuestra patria.
Los jóvenes de Chile hemos decidido no callar, y continuar defendiendo nuestros valores y principios.
Se levantan nuevas banderas de amor, respeto y libertad en nuestro amado país. Ya no tenemos miedo, hemos tomado conciencia de lo que está en juego y estamos dispuestos a luchar y a defender con fuerza nuestras banderas
Claudia Ortega Sáez
Vicepresidenta del Partido Republicano
Región del Biobío