Finalmente, la Cámara aprobó el proyecto que permitiría retirar el 10% de los fondos de las AFP. Algunos aplauden y otros suspiran. Los primeros ven en esto un paso para el desplome de un sistema al cual le imputan – justamente y también injustamente – la generación de bajas pensiones, y los segundos porque le prendieron velitas y dotaron de facultades y poderes mágicos al mercado de capitales, y vendieron el sistema de capitalización individual como una solución íntegra, en vez de una “ayuda para la vejez”. 

Como sea, un sector político se adjudicó este triunfo y cacarea por doquier, aprovechado por la izquierda que lo vio como otro golpe más al gobierno y mostrando la cara de algunos políticos como la senadora Isabel Allende y el senador Juan Pablo Letelier que hace unos días salieron en un video diciendo que estaban en contra del retiro y ahora que ya está confirmado y el crecimiento de popularidad de algunos diputados optaron por voltearse la chaqueta más por su bien personal que por el bien de los chilenos, pero como dice el dicho “A río revuelto, ganancia de pescadores”. 

Ahora nos encontramos con este proyecto mal hecho: un retiro de una parte de los fondos, a la chilena. ¿Por qué? Porque en vez de sentarse a repensar el modelo y rediseñar un sistema, nació este engendro para enfrentar la coyuntura. 

 Con este proyecto se me generan varias dudas: ¿Por qué el 10% y no otro porcentaje? Porque a algún iluminado se le ocurrió que eso era “razonable” ¿Y qué pasará cuando venga otra pandemia u otra crisis? ¿Y por qué no abordar un próximo retiro en caso de una enfermedad grave? ¿Debe ser necesariamente para enfrentar una emergencia? ¿Quién va a determinar qué es y qué no es una “emergencia”? Y muchas otras preguntas que este “proyecto” no responderá. 

Estoy de acuerdo con retirar una parte de los fondos de AFP, a pesar de que soy una persona que no genera ingreso ni cotiza en ninguna AFP, también estoy de acuerdo en que también se puedan retirar los fondos tanto durante y al final de la vida laboral, sujeto a ciertos parámetros como es el de la cantidad de dinero al retirar, y con la plena conciencia o costo del afiliado. 

Como la mayoría de los afiliados ha ahorrado poco, las estadísticas lo dicen “el saldo promedio de la cuenta de ahorro individual es $11,4 millones y el 50% de los afiliados tiene acumulado menos de $4 millones, va a haber muchos casos en que la racionalidad económica indicará lo obvio: retirar todo, porque las personas saben que no alcanzarán a ahorrar un monto suficiente que les permita obtener una pensión mayor a la pensión básica solidaria. 

Resultado: Un subsidio de parte del estado, sin costo efectivo para gran parte de los afiliados, esto quiere decir que sin devolución al estado lo cual generará más déficit fiscal del que tenemos.

Sistema de capitalización individual, fuiste una buena idea, pudiste ser grande y admirado como lo cree tu creador José Piñera, pero te marketearon mal, y los perros hambrientos aprovecharon la oportunidad y no soltaron la presa. En conclusión, se van a seguir llenando los bolsillos ya que es un sistema rentable donde el cotizante asume el riesgo de perder o ganar dinero, mientras que la AFP es el que siempre gana. 

TOMÁS DOMÍNGUEZ.