…y los que se hacen llamar “oposición”, no han aportado nada.
Y el Instituto de Derechos Humanos, menos.
El conflicto está llegando al extremo y ese es el final. La suma de odios, destrucción y división nacional, llegó a un punto, no conocido en nuestra historia en que, el paso siguiente es para algunos, volver a la paz y para otros, la revolución. En cualquier forma, nos acercamos al final.
Cada grupo está representado por sucesivas acciones públicas. Una de ellas, es el ilegítimo plebiscito. Un acto, que pretendió a partir de un estado de paz, traer concordia y unidad nacional, sin embargo, la destrucción creció y la amenaza de días peores se acrecentó. Entonces no sirvió y se hizo ilegítimo a tal punto que el Rechazo aumenta exponencialmente.
Ahora los desorganizados, se organizaron.
Los presuntos líderes de gremios y otros, temerosos y comprometidos, fueron sobrepasados, los representantes populares, marginados.
Es que nos acercamos al final. Nos acercamos a las definiciones. O queremos a Chile como Patria nuestra, o Chile es un estorbo de nuestras ambiciones. Los puntos intermedios, están desapareciendo.
El miedo, agente principal de unidad, golpea las puertas del hogar chileno. A su vez el odio, otro factor de lucha, divide. Es difícil soportar la suma de todo lo vivido. Santiago destruido. Hordas queman, imágenes religiosas a la calle y las pisotean. Queman templos cristianos, camiones, tractores, asesinatos… es mucho.
¿Cuánto más se aguanta todo? Poco más, nos acercamos al final.
Mario Ríos Santander