Lo que tenía que ser este viernes un viaje normal para Gary Cabrera Rojas, entre Temuco y Los Ángeles, terminó convirtiéndose en una pesadilla y estuvo a punto de transformarse en tragedia.
En conversación con ElContraste el camionero de 32 años -padre de tres hijos- relató el drama que significó haber sido atacado a tiros mientras circulaba por la Ruta 5 Sur a la altura de Ercilla, región de La Araucanía.
Eran pasada las 21:00 horas de este viernes cuando Gary conducía su tractocamión Freightliner año 2010 cargado con madera y se encontró con un vehículo envuelto en llamas en la pista contraria.
El ataque
«Yo tomé la precaución de pasar un poco más rápido esa parte… y venía como a 90 o 100 kilómetros por hora pasando por ahí y voy pasando por el frente del vehículo que se estaba quemando y me llega un disparo a la cabina», indicó.
El disparo de perdigones provocó que se rompiera el vidrio del lado del piloto, aunque aquello no le impidió continuar con su marcha.
«La Adrenalina del momento me decía que tenia que seguir y parar en lugar mas seguro», acotó.
«Me saltaron vidrios sobre mis piernas y en los ojos sentí una molestia pero yo en ningún minuto paré porque ¿qué iba a parar ahí si no había presencia policial?«, remarcó.
Es así como llegando a la altura de Mulchén, en el Peaje Troncal Las Maicas, recién paró para revisar los daños y se comunicó con su padre -también camionero- para contarle lo ocurrido.
Más tarde, ya en Los Ángeles, decidió ir al Hospital Base de la ciudad para revisar la molestia en su ojo, lugar donde lo hicieron un lavado preventivo.
Luego acudió hasta la Primera Comisaría de Carabineros de Los Ángeles a denunciar lo ocurrido, aunque tiene muy pocas esperanzas de que se logre hacer justicia.
«Vas a hacer la denuncia y no va a quedar en nada, si al final hemos visto cuantas veces gente del Gobierno que han hecho querellas pa’ la foto, contra ‘quienes resulten responsables’ de estos atentados y al final no ha pasado nada», aseguró.
No piensa dejar de trabajar, por su familia
Gary dijo sentir incertidumbre, aunque -por ahora- no piensa en dejar de trabajar, porque detrás de él hay una familia y eso siempre es lo primero.
«El trabajo en sí está para ese sector y hay que seguir, no sé. En este minuto igual te sientes un poco en el aire, desprotegido… pero al final de cuentas la pega hay que seguirla haciendo», manifestó.
«La sensación que hay es de inseguridad y rogando en que ojalá no te vuelva a pasar. Pero el tema está latente», indicó.
Ahora este joven camionero angelino evalúa cómo reparar los daños provocados a su fuente de trabajo; a pesar de que hay un seguro comprometido, el alto valor del deducible lo mantiene con dudas.
«Si los deducibles son muy altos no te sale a cuenta arreglarlo por el seguro, mejor lo arreglas tú», sentenció.