Contexto | Fonda en Los Ángeles

El mes de septiembre en Los Ángeles y todo el país, las ramadas o fondas son en lo particular lo más esperado, a pesar de los cambios y nuevos lugares, pero existen tres que literalmente pasaron a la historia por ser parte de la cultura local y que lamentablemente hoy ya no existen.

Fiestas Patrias es sinónimo de alegría, celebraciones, tradiciones, comida y mucho más, donde se conmemora la Primera Junta Nacional de Gobierno. Sumado a las glorias del Ejército para el 19, donde hacen en todas las comunas desfiles cívicos y militares.

Pero uno de los lugares que más se concurren y es parte de la celebración familiar, son las fondas o ramadas que ninguna es igual a la otra. Con nombres curiosos, algunas temáticas e inclusive veganas, estos puntos han sido parte desde un inicio en nuestra historia y lo que somos como país.

Pero hay tres que destacan en la ciudad, y que hoy ya no existen pero fueron un ícono por sus curiosidades y en donde se hacían: «El Bototo Sonriente», que se hacía en el Regimiento de Los Ángeles; «La Manguera Loca», del Cuerpo de Bomberos; y «La Oveja Descarriá», en el interior de la Parroquia Buen Pastor.

Cada una tenía una particularidad en común: que eran tranquilas, seguras y con un ambiente totalmente familiar, más aún la del Regimiento, que contaba con la Policía Militar. En tanto, la de Bomberos, más de alguna vez fue interrumpida por unos segundos cuando sonaba la sirena por alguna emergencia. Mientras que la del Buen Pastor estaba con una sensación de paz, aunque igual resonaban las buenas cuecas.

Una historia en Los Ángeles

En este sentido, el conocido historiador local, Luis Garretón, explicó cómo eran aquellas fondas, en una época donde la ciudad no era como la conocemos hoy y significativamente más tranquila, donde estas resaltaban junto a las municipales y públicas.

«Desde ese punto de vista se instaba a un acceso más familiar y seguro y, por un lado, el tema de que eran sin fines de lucro, de la participación de voluntarios en cada institución era fundamental», explicó. «Con una entrada no tan barata, cierto, pero con mucha seguridad», esto último enfatizando que lo más peligroso eran aquellas personas que se pasaban un poco más de copas y literalmente se curaban.

Sobre cómo eran las fondas, para Garretón había dos en particular de las que tiene muchos recuerdos. «Más que nada la de los Bomberos, porque quedaba cerca de mi casa en ese tiempo, y la del Buen Pastor. Las dos eran distintas, pero en el contexto había un parecido, de que eran familiares y muy seguras».

Estas tres ramadas fueron parte de nuestra historia local y siempre quedarán en el recuerdo de todos los que alguna vez las visitaron. En contrario con las municipalidades, la de Bomberos, Regimiento y Buen Pastor tenían aquella calidez familiar y de sana convivencia. ¿Recuerdas haberla visitado?

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