Recopilación José "Pepe" Riquelme | Los Ángeles

Los Ángeles ya tiene en el ambiente las festividades en este mes de septiembre, donde las ramadas es lo más esperado, a pesar de algunos bruscos cambios, pero que hace muchos años atrás, estos eran muy diferentes a las que hoy en día conocemos. 

Hace más de un siglo, las celebraciones de Fiestas Patrias en la capital provincial del Biobío tenían un carácter profundamente comunitario y auténticamente chileno. Desde la década de 1920, según cuenta José “Pepe” Riquelme, “Las Ramadas” se instalaban en la Avenida Ricardo Vicuña, extendiéndose desde calle Valdivia hasta J.M. Infante. 

Cada una competía por ser la más vistosa, decoradas al estilo criollo y construidas con pisos de tablas y aserrín, donde la música en vivo. Con una guitarra, arpa, piano y acordeón, se animaba bailes que se prolongaban hasta el amanecer, sin discos ni influencias extranjeras. Y con nombres que claramente eran unos más llamativos que otros, lo que le daba un toque especial. 

Mientras que el 18 de septiembre, la ciudad despertaba con los sonidos marciales de la Banda del Regimiento Lautaro recorriendo las calles. Familias enteras salían a las avenidas, ataviadas con sus mejores trajes dieciocheros, y niños y jóvenes seguían a los músicos sin importar el polvoso pavimento de la época. 

En tanto, las festividades religiosas incluían el tradicional Tedeum en la Iglesia San Miguel, mientras que el 19 de septiembre era el turno de la Parada Militar. Esta última, se realizaba en el Estadio Municipal, ubicado de oriente a poniente, en horario de la tarde, donde los ciudadanos concurren ante el flamante movimiento de la bandera chilena. 

Más allá de las ramadas, unas fechas familiares

Ya para el 20 estaba reservado para el esparcimiento familiar y los deportes tradicionales. Junto al estadio y la línea férrea, en terrenos que alguna vez pertenecieron a la familia Stevens —hoy Población Kennedy— se desarrollaban las famosas “Carreras a la Chilena”. Ahí, los jinetes de la zona competían por los mejores premios y apuestas. 

Además, los juegos populares como el palo encebado, volantines, trompos y carreras de sacos entretenían a grandes y chicos por igual. En el estadio, que aún no contaba con césped, se llevaban a cabo competencias de saltos ecuestres, reuniendo a los mejores equitadores de la región.

Estas celebraciones, que combinaban tradición, deporte y comunidad, muestran cómo Los Ángeles vivía sus Fiestas Patrias hace más de 100 años. En un tiempo en que la música, el juego y la convivencia vecinal eran el corazón de la fiesta, y donde no habían hechos delictivos como los que han ocurridos este último tiempo.

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