Grabación en Los Ángeles

En el año 2010, cuando el cine independiente en Chile apenas lograba asomar tímidamente entre las grandes producciones extranjeras. Un grupo de realizadores liderado por el director David Contreras dio vida a una ambiciosa trilogía cinematográfica filmada en diversas comunas del Biobío. Hoy, a más de una década de su estreno, pocos recuerdan el revuelo que causó su grabación en pleno centro de Los Ángeles.

Se trata de “Abandonados”, una historia distópica que imaginó un Chile entre los años 2048 y 2051 devastado por una guerra global conocida como “La guerra por el agua”. La producción local no solo destacó por su potente mensaje medioambiental y social, sino también por su escala inédita para una película de origen regional.

Las grabaciones realizadas en el corazón de la ciudad de Los Ángeles no pasaron desapercibidas en su momento. Transeúntes sorprendidos observaban cómo equipos de producción, actores, incendios, caos total y vehículos de emergencias desplegados para simular un futuro postapocalíptico tomaban las calles en época de navidad. Escenas de evacuación, enfrentamientos y rescates se recrearon entre miradas curiosas de lo que parecía una película “gringa”, pero que se filmaba en territorio local.

El eco de esas jornadas aún sobrevive en la memoria de algunos vecinos del centro angelino, quienes vivieron en primera persona una experiencia cinematográfica pocas veces vista en la zona. Sin embargo, con el paso del tiempo y sin una distribución masiva, Abandonados fue quedando en el olvido.

La historia que comenzó en Los Ángeles

En su primera entrega, “Abandonados: La guerra por el agua”, conocemos al profesor de Historia Fernando Cortés, quien, inmerso en su labor académica y con escasa atención hacia su familia, ve cómo su vida cambia drásticamente cuando estalla un conflicto bélico global por el recurso hídrico. En paralelo, el técnico forestal Juan Isla, en Los Ángeles, intenta redimirse entregando un regalo de Navidad a su hijo, sin saber que todo está a punto de colapsar.

La segunda parte, “El viaje de Cortés”, lo muestra enfrentando la pérdida de sus seres queridos, sobreviviendo en un Chile desolado, y siendo rescatado por una familia de sobrevivientes. La esperanza renace en él al unirse a la búsqueda de un refugio seguro.

Finalmente, “Misión Esperanza”, cierra la trilogía con Cortés y Juan Isla uniendo fuerzas para encontrar al Ejército chileno, liderado por el Coronel Silva, en medio de los restos de lo que alguna vez fue la ciudad de Los Ángeles.

Un legado que merece recordarse

Abandonados no solo es una película de ciencia ficción regional. Es testimonio del talento y la pasión de realizadores que, sin grandes presupuestos ni plataformas de streaming, apostaron por contar una historia con un fuerte mensaje humano y ambiental. También es parte del patrimonio audiovisual de Los Ángeles y toda la Región del Biobío.

Hoy, cuando el cine chileno busca nuevas formas de conectar con sus territorios y públicos, vale la pena volver la mirada hacia estas producciones olvidadas. Porque quizás, en medio de una plaza convertida en zona de guerra o una calle angelina cubierta de polvo y desesperanza ficticia, aún resuena el eco de una historia que merece ser contada otra vez.

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