Ruinas del Fuerte San Carlos Purén

A orillas del río Biobío, en lo que hoy es la localidad de San Carlos de Purén, se encuentran los vestigios de una de las fortificaciones más importantes del período colonial chileno. A solo unos kilómetros al sur de Los Ángeles, conocido como el Fuerte San Carlos de Purén. Levantado originalmente en 1552 como parte de la avanzada militar del Imperio Español. Este tuvo un papel clave en la defensa de la llamada Isla de la Laja y en la consolidación del territorio colonial en el sur del país. 

El fuerte fue reconstruido en diversas ocasiones —en 1724, 1758 y 1776— siendo su versión más reconocida la que mandó construir el gobernador Agustín de Jáuregui en la década de 1770. Esto, bajo la ejecución del entonces Maestre de Campo General, Ambrosio O’Higgins. Esta versión definitiva fue erigida en el margen norte del río Biobío, atendiendo las demandas de las comunidades indígenas locales que solicitaban el retiro de la fortaleza de sus tierras originales. Quedando increíblemente acomodado para el resguardo y la vigilancia de la zona.  

Un diseño único

Con un diseño más regular y simétrico, la nueva construcción ofrecía mejores condiciones defensivas. Se rodeó de un foso y un cerco de estacas, y en su interior albergaba una iglesia. Además de un cuartel, un almacén, sala de armas, además de las viviendas del comandante y oficiales. Desde sus baluartes se podía divisar a gran distancia cualquier movimiento enemigo, lo que la convertía en un enclave militar estratégico para la Corona. 

Además de su rol defensivo, el fuerte dio origen a una villa que, con el tiempo, se transformó en el actual pueblo de San Carlos de Purén, parte de la comuna de Los Ángeles. Sin embargo, a pesar de su valor histórico, hoy sólo quedan en pie los muros perimetrales del lado norte, ocultos bajo el polvo del abandono y la indiferencia. 

En 1975, el Fuerte San Carlos de Purén fue declarado Monumento Histórico Nacional, pero este título no ha sido suficiente para garantizar su preservación. Las ruinas, que aún podrían contar mil historias sobre la resistencia, la colonización y el nacimiento de una comunidad, sobreviven más por inercia que por cuidado. 

Una deuda con la historia en San Carlos

Los vecinos de San Carlos, historiadores locales y algunos entusiastas de la historia han alzado la voz en múltiples ocasiones. Solicitando intervenciones para proteger lo que queda de esta estructura y poner en valor su legado. A pesar de ello, las acciones concretas han sido escasas, dejando al Fuerte a merced del tiempo, el clima y el olvido institucional.  

El Fuerte San Carlos de Purén no es sólo una ruina. Es testigo silente de una época de conflictos, pactos y fundaciones. Es, además, la raíz de una localidad que creció a su sombra. Su recuperación no sólo sería un acto de justicia histórica, sino también una oportunidad para educar y reconectar a las nuevas generaciones con su patrimonio. 

Mientras tanto, entre los árboles del Biobío, los restos de esta fortaleza continúan resistiendo, como lo hicieron hace siglos. Esperando que alguien vuelva a mirar hacia ellos con el respeto y la atención que merecen. Y con ello, un recuerdo que para los locales es base de lo que hoy en día son.  

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