En un hecho que ha llenado de emoción y fe a la comunidad católica, el Vaticano confirmó oficialmente como milagro un evento extraordinario ocurrido en la comuna de Los Ángeles, en la Región del Biobío. Esta declaración fue ratificada por el Papa Francisco a través del boletín oficial de la Santa Sede, otorgando el reconocimiento como milagro a la intervención de la beata Vicenta María Poloni, fundadora de las Hermanas de la Misericordia de Verona.
El caso tiene como protagonista a Audelia Parra, una mujer de 63 años que en diciembre de 2013 enfrentó complicaciones graves durante una cirugía de extirpación de vesícula. Las dificultades incluyeron hipotensión, taquicardia y una laceración aórtica que derivó en un shock hemorrágico. Frente a un diagnóstico fatal, su nieto Álvaro Martínez, seminarista, pidió la intercesión de Vicenta María Poloni. Las oraciones realizadas en la casa religiosa de las Hermanas de la Misericordia en Quilleco coincidieron con una recuperación médica inexplicable. Esto llevó a la paciente a ser dada de alta sin secuelas a fines de enero de 2014.
Este milagro, validado por el Dicasterio de las Causas de los Santos, subraya la influencia espiritual de la beata Vicenta María Poloni, cuya vida estuvo marcada por el servicio a los más necesitados.
¿Quién es Vicenta María Poloni? Una vida dedicada a la misericordia
Nacida como Luigia Francesca María en Verona, Italia, en 1802, Vicenta María Poloni se destacó desde joven por su dedicación al cuidado de los más vulnerables. Última de doce hermanos, creció en un hogar con sólidos principios cristianos. En 1840, guiada por el beato Carlo Steeb, fundó el Instituto de las Hermanas de la Misericordia junto a doce compañeras, adoptando un nombre que reflejaba su misión de vida.
La labor de Poloni trascendió fronteras, enfocándose en asistir a ancianos, enfermos, huérfanos y personas en situación de pobreza. Su legado perdura en las obras de la congregación, que sigue presente en diversas comunidades del mundo.
Vicenta María Poloni fue beatificada en 2008 por el Papa Benedicto XVI, reconociendo su ejemplo de humildad y caridad. Falleció el 11 de noviembre de 1855, dejando como testamento la importancia del servicio a los demás como expresión de amor divino.
