Desde el pasado sábado, la ciudad de Los Ángeles se encuentra en cuarentena total. De acuerdo al plan Paso a Paso del Ministerio de Salud, la instrucción a sus habitantes es clara y contundente: «Debes quedarte en casa, y solo puedes salir a hacer compras o trámites puntuales y esenciales con un permiso individual«. Si te sorprenden, puedes enfrentar a la justicia.
Sin embargo, sabido es que un grupo importante de la población hace caso omiso de las instrucciones y no las toma en cuenta. Pero, lo que es peor, es que teniendo un destacamento militar, una dotación policial de carabineros y PDI importante para la ciudad, simplemente tenemos una cuarentena de papel. La fiscalización es casi nula.
Cualquier persona puede entrar y salir de la ciudad hasta la Ruta 5 sin inconvenientes. Ir a Santa Bárbara o Antuco también. No existe ningún funcionario de las Fuerzas Armas o de Orden y mucho menos de salud en estos puntos. A nadie le parece importar.
¿Acaso los militares están de vacaciones? Imaginamos que no. A eso se suma que si ha debido salir por razones de fuerza mayor durante el «toque de queda», el panorama es el mismo. Lamentablemente nuestro Destacamento se encuentra totalmente dormido y como se dice en buen chileno «no están haciendo la pega».
En la ciudad, nadie figura como coordinador de este tema. Los Ángeles parece una especie de experimento. Un mundo aparte. El alcalde intenta presionar, porque esta medida no le da ninguna facultad para enfrentar este complejo escenario. Legalmente, no puede hacer nada.
Entonces, si ese grupo importante de gente no se está cuidando y están poniendo en riesgo a quienes si lo han hecho, ¿simplemente lo dejaremos y ya?
Es hora de hacerse cargo del problema o de lo contrario estaremos varias semanas y tal vez meses en esta cuarentena que no es buena para nadie.