religiosa

«Sé que he pecado», fueron las palabras de monja de 80 años que fue acusada de robar robar millonario fondo escolar para usarlos en apuestas.

La religiosa, desvió y extrajo 835.000 dólares (más de 68 millones de pesos chileno), destinados a obras escolares de una escuela católica cerca de Los Ángeles, al oeste de EE.UU, para gastarlos en apuestas en La Vegas y turismo de lujo, según detalló el tribunal californiano.

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También usó parte del dinero para financiar viajes a lujosos hoteles en Lake Tahoe, una estación balnearia en la frontera entre los estados de California y Nevada donde los turistas esquían durante el invierno boreal y pasean durante el verano, en la Sierra Nevada.

Se informó a la corte cómo el dinero, enviado a la escuela católica Saint James para solventar donaciones de caridad, y matrículas de alumnos. Se derivó a cuentas secretas que la monja controlaba.

Y eso no es todo, ya que cuando se estaba por ajustar una auditoría contable, la religiosa ordenó a los empleados del centro destruir los documentos que podían incriminarla, según informó a el expediente judicial.

Los Ángeles Times reportó también que cuando la Arquidiócesis local la confrontó, la mujer argumentó que los padres recibían mejores salarios que las monjas y que pensó que merecía un aumento.

Los dichos de la religiosa

«Sé que he pecado, que he violado la ley, no hay disculpas», declaró ante el tribunal, de acuerdo con el periódico Los Ángeles Times.

Finalmente, la monja recibió una sentencia de 12 meses y un día tras las rejas.

La monja reconoció que sus crímenes atentaron contra sus votos, «los mandamientos, la ley, y contra toda la confianza sagrada» depositada en ella por los responsables del colegio.

Además, ella ya había admitido el fraude y lavado de dinero durante una audiencia judicial anterior.

Las declaraciones de la defensa

Por su parte, el abogado de la religiosa, pidió que cumpliera su condena en el convento donde ella estaba desde que los crímenes fueron expuestos a la luz pública, en 2018.

El profesional también resaltó que la religiosa se había vuelto adicta a las apuestas. «Esto no es una disculpa para lo que ella hizo. Es apenas una explicación», declaró al periódico.

El juez de distrito Otis D. Wright II le confesó a la monja que había pensado mucho la decisión a tomar y le reconoció que había sido una excelente maestra por muchos años.

«Pero en algún punto, se salió completamente del camino, y creo que lo comprende. Espero que lo comprenda», expresó el magistrado.

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