La pandemia del coronavirus ha provocado masivos confinamientos a nivel mundial. Sin embargo, en innumerables ocasiones la ciudadanía no hace caso e igual transita en la vía pública.

A raíz de esta problemática, diversas son las multas y castigos que se han creado para quienes rompan la normativa. Sin embargo, lo que ocurrió en Filipinas traspasó todos los límites y fue más letal que el propio virus.

Un hombre de 46 años que vive en la Provincia de Cavite, donde hay un toque de queda que se extiende desde las 6 de la tarde a las 5 de la mañana, fue sorprendido fuera del horario permitido por autoridades locales comprando agua.

Según detalla la BBC, el castigo que le aplicaron fue realizar 300 sentadillas frente a una plaza municipal. Al día siguiente, un familiar anunció lo peor: falleció aquejado por diversas complicaciones corporales.

«Todo ese día luchó por caminar. Sólo podía gatear», explicó su esposa. Sin embargo, pensó que se le pasaría con descanso. No fue así: «Cuando pidió ayuda para ir al baño, empezó a tener convulsiones, su rostro se puso violeta y su corazón dejó de latir».

Desde el gobierno del país asiático condenaron los hechos e instruyeron a la policía a una exhaustiva investigación para determinar responsabilidades.