Este miércoles, después de casi 70 años, Estados Unidos volvió a ejecutar a una mujer que estaba condenada por cometer un brutal y macabro crimen.
Se trata de Lisa Montgomery, quien falleció a los 52 años tras recibir una inyección letal en la penitenciaría federal de Terre Haute, en el estado de Indiana.
Pese a que su abogado defensor pidió clemencia, la gravedad de los hechos supera toda magnitud. En 2004, Montgomery asesinó a una embarazada de ocho meses, la acuchilló y secuestró al feto que llevaba dentro.
La mujer llevaba a cuestas un historial de abusos y agresiones cuando era una menor y vivía con su padrastro. Después se casó y tuvo cuatro hijos, pero sus trastornos mentales terminaron por destruir más de una vida.
Su víctima ya estaba identificada. Ella quería tener otro hijo y así fue como la engañó; tenía 23 años y murió desangrada, pero el bebé sobrevivió.
Pese a que un juez federal anuló la sentencia, el Gobierno de Donald Trump apeló y finalmente anularon el fallo. Este fue uno de sus últimos actos como presidente.