El cambio de fecha de las elecciones de abril anunciado por el Gobierno – y solicitado anteriormente por FENASENF-, es una decisión necesaria, pero nuevamente deja abierta una puerta a la incertidumbre, ya que es improbable que en 5 semanas más estén dadas las condiciones necesarias para que se realicen de forma segura.

El alza en las cifras de contagios y fallecidos por COVID 19 en el territorio nacional, está en su peor momento, con más de 7.000 nuevos casos diarios y más de 41.000 casos activos. Y a diferencia de la “primera ola”, hoy la red sanitaria está prácticamente colapsada en todas las regiones del país, lo que reduce aún más la posibilidad de optar a una cama básica o crítica en una comuna vecina. La red asistencial ya no da abasto para la atención de los pacientes, tanto COVID como no COVID y los equipos de salud están agotados, sin descansar en más de un año y trabajando al límite de sus capacidades. Muchos de ellos con contratos precarios y graves problemas de salud mental.

Como federación entendemos que este proceso eleccionario es un ejercicio propio de nuestra democracia y que debe llevarse a cabo, sin embargo, en este momento, debe primar la salud de los chilenos, tal como siempre ha debido ser. Algo que claramente no ha sido la prioridad del Gobierno, ante la insistencia de mantener una estrategia reactiva y centralizada, con una nefasta comunicación de riesgo.

Es necesario que  se den las garantías de un proceso democrático en el que pueda participar toda la población y dadas las actuales condiciones sanitarias, se corre el riesgo que gran parte de ella se reste.

Tenemos la convicción que aplazar en un mes las elecciones es insuficiente, dadas las proyecciones sobre el comportamiento del virus y el impacto de las nuevas cepas “brasileña”, “inglesa” y “neoyorquina”, que ya circulan en el país y tienen mayor poder de contagio. Quizás en 2 meses más estemos frente a un escenario un poco más alentador, pero sería arriesgado asegurarlo, por lo anteriormente expuesto.  

El invierno tampoco  nos facilita las cosas, por lo cual si se llegaran a realizar las votaciones en junio, es fundamental prever que los recintos de votaciones sean lo suficientemente amplios y techados para poder albergar una gran cantidad de votantes, con el distanciamiento físico necesario y la ventilación adecuada. También podría implementarse un sistema de horas de votación, para ordenar el proceso y evitar aglomeraciones.

Es hora de que el Gobierno, luego de un año en pandemia, al fin privilegie la salud de chilenos y chilenas, más aún, ad portas de uno de los procesos eleccionarios más importantes desde la llegada de la Democracia. Uno que garantice que no seguiremos lamentando más muertes por las malas decisiones de la autoridad.

Carol Cid Cid
Enfermera y Vicepresidenta de FENASENF