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Un arrollador triunfo tuvo la opción del «Apruebo» en el pasado plebiscito del 25 de octubre. «La calle» o «El pueblo», con un lápiz y un papel alzó la voz de manera fuerte y clara en este proceso que ha sido catalogado como histórico, por su importancia y los pasos que seguirá Chile en los próximos años.

Recordemos que este escenario de cambios se dio tras el «Estallido Social», que movilizó a millones de compatriotas a las calles descontentos con la política, con el sistema y la falta de oportunidades. Muchos de quienes votaron «Rechazo», lo sabían e incluso lo compartían, pero el temor de llevar a Chile a un escenario peor, los hizo claudicar en la opción de un cambio radical.

Pues bien, el 78,27% de los votantes, es decir, más de 7,5 millones de personas se atrevió a cambiarlo todo de raíz, pero este es sólo el primer paso. Ahora el trabajo sigue.

Se lee mucho en internet y en las redes sociales, sobre la necesidad que el proceso sea llevado a cabo por los independientes, pero lamentablemente, difícilmente será así y en eso hay que ser claros.

La razón de esto es: ¿Qué posibilidad tiene un independiente de poder financiar una campaña para llegar a la mesa de la nueva Constitución? ¿Podrá recolectar las firmas y los recursos? ¿Tendrá tiempo suficiente en la franja para plantearse? ¿Si son N.N, la gente los apoyará realmente?

Bueno, actualmente un independiente tiene sólo tres vías para poder formar parte de este proceso:

  • Aliarse con un partido político e ir dentro de su lista.
  • Formar una lista entre independientes.
  • Correr sólo como persona.

En base a esto y siendo honestos, la posibilidad de que independientes lleguen al proceso se hace más difícil y es por ello que en el Congreso se discute ahora cómo los van a integrar, pero tengamos claros, los políticos no van a querer perder su cuota de poder. Una cosa es lo que dicen y otra es lo que hacen.

Pero más allá de los debates y discusiones, hay algo que deja ciertas dudas: ¿Qué pasará si el pueblo decide optar por políticos, rostros de TV o personas que pueden tener un claro conflicto de interés? ¿será ilegítimo el proceso? claro que no. El pueblo elige y así como eligió cambiar la Constitución, escogerá a quienes la escriben. Y habrá que respetarla.

Podrá molestar, podrá indignar, pero el juego de la democracia y el voto popular es así. Una cosa es lo que diga la calle y otra es lo que se refleje en las urnas. Pero podríamos vernos enfrentados nuevamente a que los chilenos concluyan que todo lo realizado, plebiscito, constituyentes y resultados no es el que esperaban y todo esto quede en cero y haya que volver a empezar.

Por ahora, al menos, se percibe una voluntad que el proceso lo encabecen los independientes. Pero ahí también hay un tema importante de analizar: ¿Qué es ser independiente? ¿solo no estar en un partido político? porque claramente nadie lo es al 100%. Nadie es «apolítico». La independencia en si es una utopía y por ello surgen las corrientes políticas.

El tema es que quienes se han encargado de administrar las ideologías que representen a determinados sectores de la sociedad, ya sea socialistas, conservadoras, pro-vida, pro-aborto, religiosas u otras, nos han acostumbrado a que se venden como sea haciendo pactos con quienes piensan muy diferente, sólo para mantenerse en el poder.

Por ejemplo, la DC y el PC, nada tienen en común y siguen haciendo pactos. RN y la UDI cada día comparten menos temas en común y también continúan en pactos. Y los partidos chicos se unen a uno u otro, para asegurar su existencia.

Esperemos que en todo el camino que viene, prime la cordura, el respeto y el entendimiento. En la nueva carta magna, todos los sectores tendrán que ceder. Todos ganarán, pero también todos perderán algo. Eso es lo más seguro.