La frase emitida por el Ministro de Salud Enrique Paris durante la conferencia de prensa de este jueves, se ha transformado en trending topic con miles de comentarios al respecto.
Probablemente sea la frase más desafortunada emitida por el secretario de Estado, cuando destacaba los datos de los últimos días de pandemia. No solo evidencia que le molesta la crítica, si no que al emitirla no piensa en las víctimas.
No se trata de izquierdas ni derechas, para que no predisponga su opinión a la defensa o castigo. Pero hay hechos claros que permiten hacer un juicio de la falta de empatía del gobierno frente a la pandemia. En el futuro podremos juzgar con claridad si las medidas adoptadas fueron o no las correctas, si realmente se hizo todo lo posible o no, entre tantas medidas.
Hoy, sin embargo, producto de esta pandemia, hay casi 6 mil familias en todo país llorando por la muerte de sus familiares y esto seguirá aumentando día a día, semana a semana, por lo que el discurso debe ser muy cuidadoso.
Las leves mejorías, las bajas en casos, no pueden sacar palabras como «mejoría», «conformidad» o la nueva «le duela a quien le duela», ni ninguna relacionada. Eso no existe. Ya no habrá mejoría. Lo que hay es resignación, puede haber alivio, pero más de 6 mil familias no tendrán mejoría frente a la partida de sus seres queridos.
No habrá mejoría, porque los muertos son más que 11 terremotos cómo el del 27 de febrero de 2010. Esas vidas ya se perdieron y no se recuperarán.
«Le duela a quien le duela», se puede aplicar a otros elementos, pero no cuando se trata de casos, personas, conectados a ventiladores, pacientes, víctimas, contactos estrechos, familiares, padre, madre, entre otros. Fue desafortunado.
Pero, señor Ministro, su polémica oración sí tiene otras aplicaciones que al ver el siguiente gráfico con la situación del Covid en el mundo, nos hace sacar otras conclusiones.
Es por ello, que le proponemos los siguientes usos para esta desafortunada frase:
- Le duela a quien le duela, Chile está en el top 10 de países con más contagios en todo el mundo.
- Le duela a quien le duela, en un inicio, el Gobierno erró en su exagerado triunfalismo sobre la manera en que enfrentaban la pandemia. Supuestamente, no seríamos como Italia, pero hoy somos peores. Tenemos más contagios y la población es de 60 millones versus 19 millones en Chile.
- Le duela a quien le duela, las cuarentenas dinámicas no funcionaron y no fueron buena idea. Santiago estuvo al borde del colapso y la excesiva confianza y soberbia del ex ministro, podrían ser parte del problema, más que de la solución.
- Le duela a quien le duela, la población e incluso la prensa, terminó confundida ante tantos «nuevos sistemas» para contabilizar contagios y fallecidos.
- Le duela a quien le duela, las cuarentenas solo funcionan en el caso de las familias que tienen recursos (aunque sean pocos) para poder enfrentar la crisis. El resto, no puede quedar en su casa esperando milagros.
- Le duela a quien le duela, el Gobierno comenzó a implementar medidas en un mundo que no conoce. El propio ex ministro Mañalich, dijo que «desconocía», la magnitud de la pobreza y el hacinamiento.
- Le duela a quien le duela, la gente desconfía tanto de los políticos, que muchos nos respetan las medidas porque no les cree nada y de ningún sector.
- Le duela a quien le duela, usar comunicacionalmente a los beneficiarios de las cajas de alimentos, fue una estrategia inhumana y denigrante.
- Le duela a quien le duela, el Presidente de la República, quien debe dar el ejemplo en todo momento y lugar, sorprende en dos ocasiones saltándose todos los protocolos y, a sus empleados del Gobierno, no les queda otra que salir a explicar lo inexplicable. Mientras él no respetó las medidas sanitarias en el funeral de su tío, tal como las imágenes lo muestran, la autoridad sanitaria le aplicará un sumario a un adulto mayor que ofreció el «último pie de cueca» a su pareja de baile en San Carlos, región de Ñuble. Mientras el mandatario pide quedarse en casa y salir solo a lo estrictamente necesario, pasa a comprar a un mall.
La crítica de la oposición existirá siempre, la correcta y la descarada. Gobierne quien gobierne. Lo que la autoridad debe preocuparse, es de rescatar la crítica constructiva que le permite avanzar y mejorar la situación de Chile para evitar más contagios y más muertos.
¿Cuántas personas tendrán síntomas y por tener que salir a trabajar para «parar la olla», no van a hacerse el PCR?
Usted es el Ministro y le duela a quien le duela, debe sacarnos de esto.