Con una asistencia que ya supera las 1.800 personas, el Festival Biobío Teatro Abierto ha transformado las frías y lluviosas noches de Los Ángeles en una verdadera celebración del arte escénico. La comunidad ha respondido con entusiasmo a una cartelera diversa que ha hecho reír, reflexionar y emocionarse hasta las lágrimas.
Ya en su apogeo, el evento ha logrado consolidarse como un espacio de encuentro para el teatro nacional y local, abierto a toda la comunidad. Cada jornada ha sido una experiencia distinta, con temáticas actuales, propuestas visuales innovadoras y puestas en escena que no dejan indiferente al público.
La inauguración del festival estuvo a cargo de la obra “Galilei: algunas mentiras sobre la verdad”, una coproducción de Ictus y Ars Dramática. Con la figura del científico Galileo Galilei como hilo conductor, la obra –protagonizada por el actor angelino Roberto Poblete– puso al espectador en el centro de una reflexión sobre las noticias falsas, la manipulación de la información y las pequeñas mentiras cotidianas. Entre canciones, risas y preguntas directas al público, la función abrió el festival con una fuerte carga crítica y emocional.
La segunda jornada estuvo dedicada a la infancia y a toda la familia con la obra “Floresta”, de la compañía Aranwa. En ella, los más pequeños se sumergieron en un bosque mágico lleno de colores, túneles y animales, donde el juego y la imaginación fueron protagonistas. La propuesta sensorial también logró conectar a los adultos con su lado más lúdico y emotivo.
Jornadas únicas de Teatro e Los Ángeles
En tanto, la función del martes abordó la relación entre las redes sociales y la identidad, con la obra “@BrujaMalavada” de la compañía Perfiles y Siluetas. Con humor y elementos de cuentos clásicos, se cuestionó la búsqueda de aprobación virtual, destacando el valor de la amistad como ancla emocional. En el conversatorio posterior, una adolescente de 16 años comentó, que “tengo una cuenta en Instagram y aún me siento pequeña para estar en redes sociales”, reflejando la profundidad del impacto de la obra.
La tercera noche trajo una propuesta conmovedora con “Ñachi”, de Teatro del Amor. Desde la perspectiva de una oveja criada en una comunidad mapuche, la obra recorrió temas como la violencia en el Wallmapu, el ciclo de la vida y el We Tripantu, en una puesta en escena que conjugó proyecciones, luces, sonidos y música ranchera. Una historia que, desde lo poético, conectó con una realidad social muchas veces invisibilizada.
La cuarta jornada dio espacio a lo local con “La Mutra”, escrita por la dramaturga angelina Mónica Pérez hace dos décadas. Con una historia ambientada en Chacayal Sur, la obra retrató la dura realidad de dos hermanos que enfrentan el deterioro de su madre, abordando la pobreza rural, la adultez mayor y la violencia estructural y familiar. Una obra cruda, potente y tremendamente vigente.
Para la quinta noche se espera la obra “Escenas de población en resistencia”, del colectivo Escena Crítica y Memoria, que abordará desde un formato de teatro conferenciado las formas de organización popular durante la dictadura en Santiago.
Nuevas jornadas
El festival continuará hasta el miércoles 2 de julio, con destacados montajes como, “el hámster del presidente” (Teatro y su Doble), una obra familiar que invita a reflexionar sobre la solidaridad y el trabajo en equipo. Mientras que “Simulación” (Astillero Teatro) el lunes 30. “Puerto Seco” y “Inmolar” – martes 1 de julio. Y “Pedro, Juan y Diego” (Ictus) – miércoles 2, como cierre del festival.
Así, Festival Biobío Teatro Abierto se consolida como una plataforma de expresión artística que logra convocar, conmover y poner en diálogo al público angelino con las realidades sociales, la memoria y la creatividad nacional y local. Una verdadera fiesta del teatro que demuestra que, incluso en invierno, el arte puede ser un refugio cálido para el alma.
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