La Región del Biobío enfrenta un escenario complejo en materia sanitaria animal, tras confirmarse 40 casos positivos de anemia infecciosa equina (AIE), la cual es una enfermedad que mantiene una alerta nacional declarada por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
En este sentido, Rodrigo Ferrada, director regional del SAG Biobío, informó que hasta la fecha se han muestreado más de 3.400 animales en la zona, cuyas muestras fueron enviadas al laboratorio oficial del organismo en Santiago. Como parte del plan de control. También se han instalado más de 2.400 microchips para dar trazabilidad a los equinos. Y se ha realizado un catastro de más de 500 establecimientos que mantienen este tipo de animales.
“Hoy tenemos 40 caballares afectados en la región. Es fundamental reforzar las medidas de manejo sanitario para evitar contagios, principalmente evitando el uso compartido de jeringas. Además de agujas u otros implementos clínicos que deben ser siempre desechables o correctamente desinfectados”, explicó Ferrada.
La anemia infecciosa equina no se transmite a las personas, pero sí representa un riesgo grave para caballos, mulas, asnos y burros, afectando su capacidad productiva y de desempeño. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran fiebre, decaimiento, hinchazón de extremidades y pérdida de rendimiento.
Llamado en el Biobío
El llamado es a que los propietarios y cuidadores estén atentos y reporten cualquier sospecha. “Lo más sensato es informar de inmediato al personal del SAG para que se realicen los muestreos de rigor. Nuestro trabajo es gratuito y busca proteger la sanidad animal de la región”, remarcó Ferrada.
Sobre los síntomas de esta patología, son principalmente fiebre, anemia, decaimiento con palidez en la piel y la mucosa, sumado al edema en las extremidades y pecho. La AIE no tiene cura, vacuna ni tratamiento, y puede causar síntomas severos que incluso pueden ser mortales. Los equinos que sobreviven se convierten en portadores, lo que aumenta el riesgo de contagio a otros animales.
La autoridad reiteró que la colaboración de los criadores es clave, permitiendo el acceso de los inspectores debidamente identificados para realizar las inspecciones, catastros y muestreos. Con esta situación, el Biobío se mantiene en el centro de la estrategia nacional contra la anemia infecciosa equina. Una enfermedad que, aunque no afecta a los humanos, sigue siendo un desafío sanitario y productivo.
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