En la zona precordillerana de la provincia de Biobío, se esconde un histórico y hermoso lugar, con un “Puente colgante” sobre el río Rucue. Este, en su época de gloria, ayudó a unir dos comunas, y actualmente es un punto turístico muy importante en la zona.
Nuestra provincia tiene y seguirá teniendo diferentes puntos o lugares por descubrir, algunos incluso tienen una importancia histórica única. Estructuras, puntos de batallas, edificios y muchos otros, que sin duda nos hacen pensar que en algunas ocasiones el olvido está presente.
Pero no es el caso del conocido “Puente colgante de Rucue”, el cual se encuentra ubicado a solo 8,5 km de la Plaza de Armas de Antuco. Esto, siguiendo la ruta Q-481, para luego seguir un sendero de aproximadamente 500 metros, entre unos frondosos bosques.
Ahí, y rodeado por árboles nativos y uno que otro animal, podemos llegar a un gran puente, que está construido de madera y grandes cimientos de cemento. Los cuales están sostenidos por una red de cuerdas de fierro, que lo mantienen suspendido a 80 metros sobre el río Rucue.
Un puente que unió dos importantes comunas de la provincia de Biobío sobre el Rucue
Este puente tiene su origen en la década de los años 40, cuando era necesario un camino que uniera las comunas de Antuco con Quilleco. Esto, en beneficio de los lugareños y visitantes de la zona. La obra fue construida por el Ministerio de Obras Públicas.
En su época de gloria, el tránsito vehicular estaba permitido para la mayoría de los vehículos, aunque con el pasar del tiempo esto cambió. Ya que, al ser un sector privado, incluso tuvo complicaciones para el acceso, no ha existido una constante mantención.
Bajo el puente, y con una hermosa vista, se encuentra uno de los ríos más importantes de la zona que lleva el mismo nombre, cuya profundidad varía en cada lugar, llegando incluso a existir pozones con una profundidad cercana a los cuatro metros.
Quienes llegan a este lugar quedan maravillados por su ingeniería de construcción y por la forma que este posee. Aunque no es recomendado para quienes sufren de vértigo, es algo que vale la pena vivir.
Al llegar al centro del puente, que tiene un largo aproximado de 30 metros, este tiene un leve movimiento ondulatorio, característico de este tipo, y que es reconocido fácilmente incluso desde el aire.
El llamado es a visitar este hermoso lugar, dejando el vehículo en el camino exterior y aprovechar el hermoso paisaje. Y claramente nunca dejar la basura ahí, ya que, cuidando estos hermosos lugares, podemos disfrutar por muchas generaciones más, lo que alguna vez fue un importante punto de conexión intercomunal.
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