Y tú, ¿qué vas a hacer?
Ese amigo socialista, en la soledad de su hogar, amargado porque habían quemado la sede de su partido en Valdivia – una construcción formidable, propia de la arquitectura valdiviana, maderas nobles, bien montada, rodeada de historia – me consultaba que si votaría por la actual constitución o no. Le respondí que mejorara la pregunta: “¿Vas a votar por la actual constitución o por la que presentaremos nosotros?”. Esa era la cuestión lógica.
Me respondió que, eso no era posible aun porque, “los colectivos partidarios todavía no se manifiestan por un proyecto determinado”.
Ante esto, volví sobre la interrogante, “entonces, cómo me pides votar por algo que no conozco” y entonces, ya algo mas irritado sentenció, “tu no entiendes nada, somos amigos pero está claro que votaremos separadamente, porque yo no voy a esperar una alternativa a esta constitución ilegítima, para votarla en contra”, a lo que yo le respondí, también algo mas molesto, “..no puedes votar por algo que no conoces. Esa es la máxima irresponsabilidad, tu odiosidad no puede ser mayor que la razón”.
Este es un punto indispensable para la primera votación de abril, si es que se cumple el itinerario dispuesto por el acuerdo parlamentario, que, aprovecho de manifestar mi acuerdo por su realización.
Ahí se votará si quiero o no una nueva constitución y yo resolveré teniendo a la vista las opciones.
Votar que si quiero sin saber nada de lo que se me presentará, obviamente que no seré irresponsable y apoyaré lo que conozco, aquella, firmada por el Presidente Ricardo Lagos y eso ocurrirá en millones de chilenos.
Y, con respecto a la eventual comisión que redactaría una nueva constitución, dos opciones. Una conformada por parlamentarios y personas de la sociedad civil o, la segunda, todas de la sociedad civil. La primera, con parlamentarios, tiene cierto apoyo a la institucionalidad actual, el problema es que el desprestigio parlamentario es tan amplio y transversal, que dificulto que se les apoye para trabajar en un nuevo texto. Quien sabe si el parlamento, estableciera primero los nombres de quienes integrarían este 50% de la comisión de estudios constitucionales, porque arriesgarse a que queden personajes ya conocidos, es muy complicado.
Por lo tanto, pediremos primeros los nombres y luego votamos. Y en relación a la segunda alternativa, todos de la sociedad civil, debe conocerse primero cómo se deberán a elegir y cuáles son los requisitos para postular a quienes quieran integrarse a esa Comisión Constituyente. Es así, está todo aun bastante en el aire. Solo hemos conocido titulares, ahora, deberemos leer los textos correspondientes.
Sin embargo, debemos reconocer que este acuerdo de madrugada, que dejó a los comunistas afuera, (pero ahora quieren incorporarse porque han reconocido que fue una pésima acción política la de desaparecer del escenario público), permitió a Chile despertar menos estresado.
Había un acuerdo de algo, un itinerario conocido y metas propuestas. Casi increíble, pero el Congreso se había puesto de acuerdo.
Ahora bien, este era un triunfo político, de la institucionalidad en que viven y actúan. No era un triunfo de la calle, ni menos un triunfo sobre los anarquistas, que han sido los actores principales. Solo es posible esperar, si en estos días tal acuerdo, se extiende a la calle. Si no es así, mala cosa. Poco habría servido.
Las opiniones vertidas por nuestros columnas, son responsabilidad de quién redacta y no representan el pensamiento de ElContraste.cl. Nuestro medio está abierto a todas las voces. Envíanos tus opiniones a [email protected]