La tarde de este lunes 16 de mayo, ex soldados conscriptos sobrevivientes de la Tragedia de Antuco en el año 2005, se reunieron con la Delegada Presidencial Paulina Purrán, para exponer los problemas que han tenido que sortear desde ese día.
La reunión contó con la presencia de quienes realizaron esa fatídica marcha en medio del viento blanco. Sin embargo, lejos de vivir tranquilos y en paz, acusan que el Estado los abandonó por completo, igual como pasó en los faldeos del volcán Antuco.
Muchos padecen problemas de salud y psicológicos. Otros no han sido capaces de salir adelante debido a las secuelas de la marcha. Por ello, solicitaron una vez más, que el mismo Estado que los mandó a infortunio, hoy se haga cargo.
Recuerdos de los sobrevivientes de la Tragedia de Antuco
Gino Tassara, ex soldado conscripto, indico a El Contraste que “nosotros éramos como todo niño normal. Teníamos intenciones de ejercer el servicio militar y crecer dentro de las filas del Ejército. Lamentablemente, vivimos la tragedia y se nos truncaron varios sueños”.
“Al salir del servicio militar se nos empezaron a cerrar las puertas. Ahí, entre nosotros mismos tuvimos que apoyarnos para poder salir adelante con los compañeros y con sus familias. Lamentablemente, lo que vivimos aquel día hace 17 años fue terrible y ahora estamos en el abandono total de parte del Gobierno”, aseguró.
El ex soldado recuerda como si fuera ayer lo vivido en la fatídica caminata donde murieron 44 conscriptos y un suboficial. “Fue obviamente fuerte, teníamos 18 años recién cumplidos. Éramos personas que recién estábamos emprendiendo nuestra vida».
La desesperación de ver cómo estaban muriendo los compañeros de nosotros y la incertidumbre si es que a nos iba a pasar lo mismo. Queríamos solo ver a nuestras familias”.
Gino Tassara, sobreviviente.
“Ha sido demasiado complicado desde entonces. La experiencia nos dejó con problemas de salud, físicos, psicológicos. Tenemos compañeros que se han muerto. Hace un par de meses atrás murió un compañero por un tema de cirrosis hepática, él tenía una depresión severa y sujeto al tema del estrés post traumático”, relató.
Por ello, explicó que “nosotros iniciamos una demanda en contra del Estado para obtener algoy amortiguar los futuros tratamientos que podamos tener. Recibimos una indemnización que fueron en tres grupos. Yo en mi grupo recibimos una indemnización de 7 millones y fracción, pero se prometieron muchas cosas de las cuales nunca se cumplieron“, enfatizó.
«El viento era tan fuerte que cuando te llegaba a la cara con la nieve, parecían agujas”
Carlos Alvares Farías, quien también fue ex soldado conscripto relató que “la marcha estaba programada. La compañía de nosotros salió a las 9 de la mañana. Llegamos a un estero que estaba congelado e hicimos un puente con unas ramas”.
“Era imposible ver y solamente tenías que mirar las botas del que iba adelante porque no se veían, tu ponías tu mano y no se veía nada. El viento era tan fuerte que cuando te llegaba a la cara con la nieve, parecían agujas”, agregó.
Pero con el pasar de los minutos la situación cambió aun más duro para los soldados. “Seguimos avanzando y comenzamos a ver mochilas tiradas. Después, vimos a un soldado que estaba dentro de un saco de dormir que pensábamos que era un muñeco, ya que en campaña siempre te hacen entrenamiento de supervivencia y pensamos que era un muñeco”.
“Después vimos otro soldado muerto y ahí empezó la desesperación en el grupo, yo vi tres soldados muertos. En ese momento solo quería regresar, estar con mi familia, con mi papá, el tema era volver a estar con la gente que uno quería.
Yo pensé y dije, aquí me quedé y me dejé caer de rodillas. Ahí, vino un amigo y si no es por él yo me quedo, me quedo ahí también.
Carlos Álvares, sobreviviente de Antuco.
Con el tiempo el daño físico y psicológico ha perdurado en los sobrevivientes, por distintos temas, pero en especial al vivir una situación tan extrema y ver a sus compañeros sin vida, lo que ha provocado muchos problemas en su vida cotidiana, sumado al olvido de quienes alguna vez los comandaron.
“Fue muy difícil, como civiles que quedamos después, el Ejército se olvidó de nosotros, nunca dieron algún tipo de ayuda. Yo trabaje 16 años en el Ejército como civil y tampoco nunca me dieron ayuda médica ni psicológica. Es más, tuve que renunciar a mi trabajo porque tuve un estrés post traumático ahora con la pandemia y tuve que renunciar”, agregó Carlos.
«Todos estábamos buscando algo mejor»
Por último, sobre el Ejército, Alvares señaló que “yo me metí buscando un mejor futuro para mí y mi familia, porque todos los que entramos ese año, ese era nuestro sueño. Mo teníamos la opción de entrar a la universidad y estudiar algo, porque no teníamos los recursos en nuestras familias”.
“La mayoría era del campo, entonces yo creo que todos estábamos buscando algo mejor para nosotros. Lamentablemente, por una mala decisión no se cumplieron esos sueños, esperanzas e ilusiones que tenían los chiquillos», cerró.
La Tragedia de Antuco
La denominada Tragedia de Antuco, ocurrió un 18 de mayo del año 2005. Ello, luego que un grupo de soldados pertenecientes al Regimiento Reforzado Nº17 de Los Ángeles, realizaron una marcha en medio de una gran nevada a una temperatura de -35° C y a 1500 msnm en las inmediaciones del volcán Antuco y la Laguna Laja.
Tras esto un sargento y 44 soldados conscriptos perecieron ante el frio y el llamado “viento blanco”. Esto provocó que los uniformados se perdieran y otros se desvanecieron hasta su muerte.
El mayor responsable individual de lo ocurrido, fue el mayor Patricio Alejandro Augusto Cereceda Truan y quienes les venían en el mando. Esto debido a que no consideraron las condiciones climáticas y los soldados no tenían ni la vestimenta ni experiencia.
El mayor Patricio Cereceda Truan recibió una condena efectiva de 5 años y un día por cuasidelito de homicidio múltiple. Pero luego de 3 años y ocho meses de cumplimiento de esta, fue puesto en libertad condicional.
Los otros responsables por la fatal marcha fueron el comandante Roberto Mercado Olguín, quien por incumplimiento de deberes militares recibió una condena de 3 años. En tanto, el asesor de la comandancia Luis Pineda Peña recibió 541 días de condena y, los capitanes Carlos Olivares Oyanguren y Claudio Gutiérrez Romero con 841 días de presidio
Si bien se les entregó a las familias de los sobrevivientes de la Tragedia de Antuco una indemnización, estas consideraron que no fue suficiente. Esto, ya que los daños a sus hijos, hermanos y nietos, era mucho más allá de lo que realmente el Estado pagó.
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