Considerando la emergencia sanitaria a la que el mundo entero se enfrenta, tras la propagación de COVID-19, hoy la rutina laboral para muchas familias ha cambiado. Hoy la exigencia es a través del teletrabajo en casa o el home office, con reuniones a distancia, manteniendo la productividad de hace un par de meses atrás. Particularmente en Chile, esta nueva modalidad de trabajo se ha instaurado para algunos, prácticamente desde a mediados de marzo, debiendo acomodarse y habilitar espacios para ello.
Marcelo Lobos del Canto, Director de la carrera de Terapia Ocupacional de UST Los Ángeles, en entrevista entregó algunas recomendaciones, para evitar el estrés que esta nueva normalidad pudiera provocar. Ya que, además del compatibilizar el trabajo con el encierro diario y todo lo que ello implica, muchos además deben lidiar con las clases de los niños, los cuidados del hogar, entre otras tareas domésticas funcionales, que cómo no, podrían ser agobiantes o frustrantes en el camino.
¿Consideras que el país estaba preparado para trabajar desde casa?
No. En resumen, no. Pero ¿cuándo estamos realmente preparados para algo que llega de imprevisto? Parte importante de nuestra vida se basa en adaptarnos, habituarnos a los nuevos contextos, sobre todo si escapan a nuestro control. Si bien es un hecho de que el “teletrabajo” ha existido desde que prácticamente la Internet se hizo parte de nuestras vidas, y que empresas están habituadas a esta modalidad de forma natural; llevarlo a una realidad país es un tema complejo. Me aventuraría a señalar que quizá ningún país estaba preparado.
Ejemplos hemos escuchado varios, sólo basta pensar en nuestras propias experiencias. Por mencionar algunas: trabajadores que no saben utilizar una laptop o softwares de comunicación, familias que no poseen dichos artículos en sus casas, empresas que no pueden facilitar los insumos y artículos relacionados de forma ideal, Internet que se fue saturando (algo esperable) dificultando procesos dependientes de una buena conexión; y un largo etcétera que va reflejando las carencias al momento de realizar esta, ahora, necesaria actividad.
Sin embargo, vuelvo a enfatizar, la importancia de adaptarnos y habituarnos a una nueva realidad es algo que debemos considerar siempre; y es ideal que todos contribuyamos en que esto pueda ser posible, apoyándonos, guiándonos y principalmente, empatizando los unos con los otros, desde el trabajador hasta el empleador, que, por cierto, también es trabajador.
Ya estamos en esto y la modalidad se está instalando, no sabemos hasta cuándo. ¿Cuál es la recomendación general que debemos considerar para llevar una rutina de trabajo saludable?
En lo primordial, es importante comprender que nuestras casas no son nuestras oficinas. No podemos dejar que el trabajo invada el hogar y se adueñe de cada espacio de la rutina diaria, sino que debemos reflexionar en los ambientes que poseemos a fin de destinar y adaptar cierta área del hogar para poder desempeñar un trabajo; a su tiempo y a su ritmo, sin apresurarlo idealmente. Una vez que tengamos en claro esto, considerando que es algo personal y en base a la realidad existente de cada hogar; debemos generar un espacio de rutina laboral que sea estructurado y organizado, definido y respetado, sobre todo en sus tiempos; pero comprendiendo que debe contar con cierta flexibilidad asociada a las dinámicas propias de una casa, las que también el empleador debe considerar, demostrando apoyo y empatía.
Con esto, lo que buscamos es desarrollar una buena planificación que sea realista con el contexto personal; teniendo claro que no es tiempo de vivir para trabajar, sino de trabajar para vivir, garantizando cumplir con objetivos y metas correspondientes de forma responsable.
Y particularmente, ¿cuál es la recomendación para los padres que deben cuidar niños, hacerse cargo de la casa y trabajar a la vez?
Cada familia debe encontrar su ritmo y sus estrategias de trabajo. Los hijos probablemente no entenderán que los papás están en casa trabajando, sino que solo verán que están en su casa para tener más tiempo con ellos. Comprender esto es importante a fin de interiorizar la situación, permitiendo eventualmente desarrollar estrategias que permitan compatibilizar las acciones de rutina.
Hablábamos de respetar los espacios laborales y planificar a fin de que los objetivos se cumplan. Obviamente esa planificación debe entrar en armonía con las demás actividades que cada contexto familiar tiene. Es importante respetar el espacio que deben dedicar a sus hijos y a la mantención del hogar. Por ende, es importante que se generen actividades pensadas en los hijos a fin de que estos puedan desarrollar actividades significativas para ellos.
Un ejemplo de lo anterior es pintar mientras se trabaja, pedir que sean los “ayudantes” en el trabajo, asignando tareas con enfoque de aprendizaje o refuerzo cognitivo; sin embargo, al momento de reforzar las actividades relacionadas con la escuela, o la “tele escuela” (un tema a analizar quizá en otro momento) es importante dedicarles un tiempo protegido y personalizado; lo mismo en el juego, a fin de reforzar el vínculo.
¿Cómo debemos cuidar las rutinas diarias y compatibilizar vida laboral, personal o familiar?
Siempre la recomendación, que siento, es ya bastante sabida, es enfocada a buscar el equilibrio en las actividades, sin embargo; en diversas situaciones en que se habla de esta búsqueda se deja de lado el “tip” más importante: buscar que las actividades enfocadas al cuidado de la rutina, es decir aquellas que sean más recreativas y de distracción sean significativas para la persona.
No es recomendable desarrollar una actividad que es asignada por una recomendación, o que sea definida como la panacea para un propósito determinado; si no me interesa, o no se relaciona con mis gustos. He acá un punto vital: comprender y conocer las actividades que son de interés y que me llevan estar bien desarrollándolas, sin temor a la exploración de otras, mientras las disfrute; dicho de otra forma, nunca sentirme obligado a hacer algo cuando es con el objetivo de cuidar mi rutina, potenciar el autocuidado y desconectarme de las obligaciones, pues claramente sería contraproducente.
Para ello, es importante también ir a los propios ritmos; como ya hemos señalado, poniendo sumo cuidado en la alimentación, el descanso, el sueño y el tiempo libre. En este ámbito, es el empleador el que debe mostrar una postura facilitadora y flexible; después de todo, lo que importa es cuidarnos como sociedad. No estoy diciendo con esto que los objetivos laborales deben ser tomados a la ligera, sino que deben ser organizados de tal manera de poder tener un avance constante, pero que no nos consuma como personas.
Vuelvo a decir, estamos en una situación donde todos importamos; donde todos tenemos que salir victoriosos para eventualmente volver a nuestra vida “normal”, volver a abrazarnos, volver a la comunidad.
¿Cuál es el mensaje para los profesores en estos tiempos de clases a distancia?
Sin lugar a dudas que este tema es extenso de abordar, sin embargo, principalmente considero que los profesores no deben olvidar que son personas, mensaje que también va a todos los que interactúan con ellos; y que deben salvaguardar espacios que los separen del rol laboral.
Lo que ya ha sido descrito, es importante lo interioricen para sí mismos (la casa no es sala de clases) logrando establecer una rutina que los desconecte del rol laboral. Y, al igual que en muchos espacios laborales donde ha ido en incremento el estrés, la sobrecarga y la ansiedad, sepan buscar apoyo en los demás.
Sepan que conversar y expresar, es a veces, la mejor terapia; reforzando que las estrategias de autocuidado deben estar presentes, idealmente, todos los días. Vuelvo a destacar la importancia de saber que le es significativo a cada persona a fin de encontrar un mejor equilibrio ocupacional.
Por último, siento que es importante que los profesores tengan una empatía para con sus estudiantes. Por un lado, así como los trabajadores no deben convertir la casa en oficina, tampoco deben permitir que los estudiantes conviertan su casa en escuela. No es el objetivo. Quizá puede quedar abierta la opción, en otro espacio, abordar lo que ocurre en el contexto de pandemia, el ver si estábamos preparados para ser estudiantes en casa.