Corría la fría y lluviosa noche del 2 de octubre de 1958 cuando un hecho trágico remeció el corazón de Los Ángeles y marcó para siempre la historia de la ciudad. Esa jornada, el cabo de Carabineros René Sepúlveda Parraguez perdió la vida en cumplimiento de su deber. Tras esto, se convirtió en el primer mártir de la policía uniformada en la capital provincial del Biobío.
Aproximadamente a las 22:30 horas, el uniformado se encontraba realizando su ronda habitual por las cercanías de la Plaza de Armas. Ahí sorprendió a un individuo bajo los efectos del alcohol orinando en el muro de una vivienda. En un intento por disuadirlo, el funcionario realizó dos disparos al aire con su arma de servicio. Sin embargo, el sujeto, identificado como Pedro Antonio Álvarez Rivas, de 31 años, conocido por el apodo de “El Caimán”, respondió con violencia.
El agresor, de complexión más robusta, arremetió contra el uniformado y, en medio de un forcejeo, un disparo hirió gravemente a Sepúlveda. Lo que vino después estremeció a la comunidad: Álvarez tomó el arma del carabinero herido y le disparó en la cabeza a quemarropa, causándole la muerte instantánea. Luego huyó del lugar hasta refugiarse en un local comercial cercano.
Testigos del hecho acudieron de inmediato en ayuda del carabinero, aunque ya nada se podía hacer. Simultáneamente, otros uniformados capturaron al autor del crimen. La noticia se propagó rápidamente, y una multitud enfurecida intentó hacer justicia por mano propia, abalanzándose sobre el detenido. Sin embargo, fueron los propios compañeros de Sepúlveda quienes evitaron una tragedia mayor, protegiendo al agresor y trasladándolo a la Comisaría La Laja. Que actualmente es la Primera Comisaría de Los Ángeles.
La muerte y el recuerdo en Carabineros
La muerte del cabo René Sepúlveda Parraguez caló hondo en la comunidad angelina. El velorio se extendió por horas, y miles de personas se volcaron a las calles para despedir al funcionario. Cuyo cuerpo fue llevado con honores hasta el Cementerio General de Los Ángeles.
Nacido en la Región Metropolitana el 17 de julio de 1917, Sepúlveda se trasladó desde joven a Los Ángeles, donde cursó sus estudios y realizó el servicio militar. A los 32 años ingresó a Carabineros, sirviendo en distintas localidades como Antuco, Santa Bárbara, Quilleco y Villucura, hasta establecerse en la capital provincial. Casado con Javiera del Carmen Torres Sánchez, dejó tras de sí a una familia y dos hijos.
El legado de su servicio no fue olvidado. En 1987, tras una orden del alto mando institucional, se creó el retén de Carabineros «Cabo 1° René Sepúlveda Parraguez», inaugurado oficialmente el 13 de enero. Ese mismo año, el 11 de mayo, fue instalado en un inmueble en calle Bombero Rioseco, cedido en comodato por la municipalidad. En 2017, el cuartel fue elevado a Subcomisaría y trasladado a su actual ubicación en calle Orompello, donde aún se honra su memoria.
Hoy, a casi siete décadas del trágico suceso, el nombre de René Sepúlveda Parraguez sigue resonando con fuerza, no solo entre sus familiares y compañeros de armas. Sino también entre los vecinos de Los Ángeles y todos quienes valoran el sacrificio de quienes dan la vida por proteger a su comunidad.

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