A mediados de los años 60, relatos y recuerdos de algunos angelinos daban cuenta de un accidente que resultó en el «incendio» de la Laguna Esmeralda en Los Ángeles, un mito que pocos conocen, pero que aún sigue latente.
En el año 2022, este único punto turístico urbano de la capital provincial del Biobío cumplió un siglo de vida, pasando de ser una cantera de extracción de áridos a convertirse en este cuerpo de agua que cautiva a quienes lo visitan.
Si bien existen diferentes historias o leyendas, cuya alimentación proviene de diversos canales que llegan desde el estero Cholguagüe, hay un mito que para muchos fue real: el famoso incendio de la “Laguna Esmeralda”.
A pesar de que no existe un registro gráfico ni alguna publicación conocida, sí hay una fecha que habría sido la del suceso, según comentaron desde “Comunidad de Los Ángeles, Historia e Identidad”, página de Facebook dedicada al patrimonio angelino. Que en febrero de 1965 habría ocurrido, aunque es solo está corroborada por testigos, pero no consignada en algún medio de prensa de la época.
Dos hipótesis
Esta situación, que llamó mucho la atención, habría sido consecuencia de un derrame de combustible en sus aguas, aunque existen dos hipótesis, de las cuales una podría ser la más fidedigna.
Primero, se habla de un accidente en una de las bombas instaladas en uno de los primeros surtidores de combustibles, ubicado en la zona media de la avenida Ricardo Vicuña, justo entre las calles Almagro y Freire.
Pero, ¿cómo habría llegado el combustible a la laguna? Dicho líquido comenzó a filtrarse hasta el canal municipal que había en el lugar, y de ahí siguió su camino hasta la Esmeralda, provocando que permaneciera allí por un tiempo indeterminado.
Otra teoría proviene de un exagente de la empresa Copec, quien tiene una explicación más obvia, refiriéndose al antiguo servicio ferroviario que había en Los Ángeles. Según el trabajador, el combustible era llevado a la estación, la cual estaba justo frente a la laguna.
Ahí, y por razones no del todo claras, tres estanques que transportaban bencina de 93 octanos, parafina y petróleo sufrieron un error de manipulación, lo que provocó que el “oro negro” fuera a dar a este cuerpo de agua, derramándose cerca de cuatro mil litros.
El detonante del fuego
Estos antecedentes nos permiten conocer, primero, qué llevó a este «incendio«. Ahora viene la segunda parte: cómo se originaron las llamas, considerando que no había nada cercano que supuestamente generara una chispa o calor.
Sin embargo, se cree que una colilla de cigarrillo habría sido el detonante, sumado a que en esos momentos había pastos secos en la calle Urenda y, más aún, el combustible estaba desparramado en el agua.
Este hecho es parte de aquellas historias que viven en Los Ángeles, las cuales demuestran que, a pesar de ser una ciudad de paso, tiene algo interesante y oculto que debemos esforzarnos por buscar y no olvidar.
Como dato, dentro de aquel incendio, que no se sabe bien cuánto tiempo duró, pero que sí presentó problemas para el combate por la magnitud de las llamas, solamente se afectaron un par de árboles en el lugar.
Afortunadamente, no hubo personas muy cerca del sitio, pero quedó el recuerdo de una historia que terminó de forma real o, en sí, un mito que pasó de boca en boca.
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