La pandemia de COVID-19, ha sido remecido como un “tornado” en nuestra rutina diaria, y con ello, algunos trabajos y específicamente el área educacional han tenido que orientarse y adecuarse a una modalidad remota, desde el uso de diferentes plataformas electrónicas.
Ante esta emergencia, han surgido algunas interrogantes, como, por ejemplo, ¿qué recomiendan los expertos, respecto de cómo establecer rutinas efectivas de estudio y trabajo en los hogares?
Graciela Baeza, Psicóloga, Magíster en Educación, Coordinadora del área psicología educacional de UST Los Ángeles, conversó en una entrevista y entregó algunas consideraciones.
Sobre todo, en menores, ¿Cómo debiera ser la dinámica de estudio en casa?
Estamos en una condición sin precedentes, por lo tanto, vamos a tener que probar y ensayar distintas estrategias, en los distintos ámbitos de la vida, para poder adaptarnos y salir victoriosos de esta tremenda batalla que estamos llevando adelante.
En este sentido priorizaría en la contención emocional en casa, en el apoyo que los adultos tenemos que dar a nuestros hijos. Seamos contenedores emocionales, afectivos, capaces de dar seguridad y tranquilidad a los hijos y obviamente proponer rutinas de trabajo, estudio y de otras actividades con un margen de flexibilidad.
Esta no es la hora de imponer reglas rígidas, ni de establecer hábitos, ni tampoco de generar expectativas muy altas respecto del rendimiento, ni de las competencias intelectuales, porque este es momento de que ensayemos una cierta flexibilidad y adecuar las rutinas.
Los papás tienen que tener en consideración, que las clases son distintas, que de alguna manera es un apoyo que se está dando para que no quede en blanco este periodo escolar, pero es importante dosificar.
Entonces ¿cuánto tiempo recomiendas que un niño debe dedicar a sus quehaceres escolares?
Yo creo que, en ese sentido, con los más pequeños instalar rutinas y horarios, pero que no sean agotadores. Cada papá es capaz de reconocer, los tiempos máximos de concentración que tienen los niños. Es importante que, en la vida, las cosas se conjuguen, por ejemplo 20 minutos o 15 minutos de estudio y tareas y un descanso y posteriormente, otros 20 minutos más de tarea y estudio, de acuerdo a las características de cada niño o niña y que no sea todo el día tampoco. Si es la mañana, ese es el tiempo que se dedica y se trabaja, y después asignar los tiempos para la recreación, para compartir en familia, para hacer una video llamada y estar con sus pares, o para estar solo y pensar y reflexionar.
Si nos vamos a las clases online ¿cuál es la recomendación en cuanto a tiempo de exposición a la pantalla?
Efectivamente los tiempos muy largos de exposición a la pantalla también van disminuyendo los tiempos de atención y concentración, por lo tanto, una clase no debiera durar más allá de 40 minutos en promedio, y el resto anexarlo en tareas adjuntas. Insisto en lo mismo, también en función de las características de cada persona, porque cada uno tiene sus propios tiempos de concentración o de atención.
Los adolescentes y jóvenes son expertos en el manejo de internet, entonces hay que invitarlos a interactuar entre ellos, a hacer trabajos, a buscar material, a realizar guías extras. Ello también es una posibilidad para que no estén absolutamente concentrados todo el rato en una clase, ya que son varias asignaturas las que tienen que abordar con temáticas absolutamente distintas.
¿Qué te parece que hoy se haya visto acelerado el proceso de hacer docencia a través de estas plataformas digitales?
Una de las cosas buenas que hemos experimentado en esta crisis ha sido el hecho de vernos obligados a desarrollar otras estrategias de aprendizaje, otras habilidades y a valorar lo que teníamos también, que era el contacto con las personas. El poder dirigirnos a nuestros alumnos, intercambiar espontáneamente en una sala de clases, entonces esta situación nos pone en la mesa, la importancia que es el contacto presencial para el aprendizaje y eso que perdimos por esta época, hay que tratar de superarlo a través de estas nuevas tecnologías.
No va a ser lo mismo, pero nos implica un desafío importante aplicar nuevas estrategias para enseñar lo que sabemos. El poder mirar a nuestros alumnos a la cara, es algo que vamos a valorar.
¿Qué mensaje enviarías a los docentes, que están realizando el mejor de sus esfuerzos en llevar a cabo la comunicación y la entrega de conocimientos con los alumnos?
Dadas las condiciones en las que estamos, los docentes están trabajando y haciendo un gran esfuerzo, para que este proceso de aprendizaje sea el mejor posible. El mensaje es que todos tenemos que adecuar y nivelar nuestras expectativas. Este no es un año normal y no va a ser un año normal en ningún aspecto y menos en lo que se refiere a la formación académica, por lo tanto, es muy importante el poder hacer las adecuaciones curriculares necesarias, para que los alumnos mantengan una actividad de desarrollo semi formal, que les permita ir avanzando, sin reducir la cantidad de materia y contenidos que tienen que pasar.
En materia de educación superior, ¿qué responsabilidad compete, tanto a los jóvenes, como a los docentes, en llevar adelante un buen primer semestre de clases?
Desde la experiencia personal y profesional, como docente de la Universidad Santo Tomás, me consta el tremendo esfuerzo que estamos haciendo, para que esto no afecte tan significativamente la formación de nuestros alumnos y en la posibilidad de contacto de ellos con nosotros y todavía hay mucha gente que está trabajando de forma presencial, alerta a lo que los alumnos necesitan.
Respecto de los estudiantes, diría que ellos tienen la posibilidad de ser autónomos en su proceso de formación. Es el tiempo de ser proactivos, es el tiempo de que los alumnos se comprometan con su formación profesional y que no se queden con lo que reciben a través de sus clases virtuales, sino que indaguen más, se comprometan más, busquen información, saquen provecho a la información que nosotros manejamos, porque estamos dispuestos a ayudarlos.
Pero este es un compromiso compartido. El rol del alumno universitario es ser un agente activo de su aprendizaje, en función de lo que tiene y de lo que puede desarrollar; para eso no sólo está la plataforma, estamos nosotros los docentes dispuestos a apoyarlos.
En este momento hay que hacer uso de todas nuestras habilidades, en función del logro de nuestras metas. Hacer uso de nuestra creatividad, capacidad de salir adelante, de poner en ejercicio nuestras competencias, de motivarnos.
Estamos en tiempos difíciles, pero no esperemos que sea el entorno el que nos exija, sino ser nosotros los promotores de lo que queremos lograr. Todos tenemos que poner una cuota de esfuerzo y una actitud positiva. Ser propositivos y valorarnos.