La alta contaminación de muchas ciudades de Chile, hicieron que en el curso de la última década se decretara por el Estado las zonas saturadas de Temuco, Chillán, Chillán Viejo, Osorno, Los Ángeles, Valdivia, Concepción, Hualpén, Talcahuano, Tomé, Penco, Coyhaique, Huasco, Talca, Maule, entre otras.

Así, posteriormente, se iniciaron los planes de descontaminación ambiental – PDA – que definitivamente, pasando por todos los Gobiernos (Piñera, Bachelet 2, Piñera 2 y ahora Gabriel Boric), ha sido un fracaso por donde se le mire.

La medida más básica los Ministerio de Ambiente y Salud, ha sido restringir el uso de calefactores a combustión lenta. El llamado «Pronostico de la Calidad del Aire», que finalmente limita los horarios o usos de leña, es una medida que sólo apela a un auto control de la ciudadanía. Las fiscalizaciones, por ejemplo, en Los Ángeles son prácticamente nulas. Esto, ha traído como consecuencia, que las estufas están siempre encendidas en la gran mayoría de los casos. La demanda por enfermedades respiratorias, no ha tenido caídas que permitan sacar cuentas alegres a estos planes.

Pero esto va incluso más allá y tiene que ver con el sentido común. La explicación más simple para entender esta «negligencia» en que incurren las familias al no apagar sus estufas, es que hace frío. Solo en Los Ángeles, se han registrado temperaturas de hasta 8 grados bajo cero este invierno. En ese escenario, no se puede apagar las estufas, es ridículo. Estamos hablando de comunas, donde la precariedad de las construcciones más antiguas y también las que no, no tienen aislación térmica. Invertir en poder reacondicionar las viviendas, es algo que muy pocos pueden hacer, por lo que más leña en la estufa, es la única solución. El apoyo del Estado, es para un porcentaje muy mínimo y el recambio de estufas, es el más rotundo fracaso en su implementación.

Probablemente los ministros de turno que implementaron y administran esos planes, no sufren de estos inconvenientes en sus casas, por lo que simplemente ordenan que se cumplan medidas y listo.

El absurdo del recambio a pellet

El absurdo más grande, y que ha quedado demostrado en las últimas semanas en todo el país, es haber motivado a que las personas desechen sus estufas a leña y las cambien por pellet. Muchos invirtieron en los nuevos dispositivos – que no son nada de baratos – ya que el costo era muy similar a la leña y contaminaba menos. Ayudaba. Mientras un buen número de personas financió por si sola los equipos, otros accedieron al cofinanciamiento con fondos gubernamentales.

Pero, lamentablemente, cuando se ideó la prometedora medida, nadie pensó si el país sería capaz de absorber la alta demanda de pellet que iba a requerir. Y ¿qué pasó? las empresas no lograron. No es el primer año que sucede, pero si el más crítico.

A renglón seguido, los precios del producto año a año han subido sus precios. Solo entre 2021 y 2022, se incrementó en 15% su valor y todo indica que así seguirá.

Mientras algunos hacen filas desde las 3 de la mañana para poder adquirir pellet, otros los compran en el mercado negro casi $2 mil o $3 mil pesos más caro por bolsa.

«Estamos arrepentidos de habernos cambiado», es lo que hoy muchos dicen. En internet, aumentan las estufas a pellet usadas para la venta.

El PDA es entonces, una política pública hecha a la rápida, sin fiscalizadores, sin pensar, sin opciones alternativas de calefacción aseguradas. Algunos dicen para justificar, «estamos en Chile»…

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