Créditos: Periodismo UdeC.

En estos días, hemos visto una pandemia de la que no teníamos recuerdos en la historia reciente.

En esta Editorial, dejaremos al margen la psicosis, los compradores compulsivos en los supermercados o los que agotaron las mascarillas y el alcohol gel en las farmacias.

La situación actual de Chile y el mundo es seria y grave, pero en la gran mayoría no ha afectado a los más pobres y ese, es quizás el punto de más cuidado.

El virus se va a expandir si o si. No importarán las medidas. Se podrá mitigar su impacto, se podrá reducir el nivel de contagios, pero viene el invierno y no habrá nada que podamos hacer para impedirlo, a menos que ocurra el milagro de la vacuna.

Sin embargo, hasta ahora la gran mayoría de los infectados, son personas que tienen una situación económica alta o media, la cual les permite estar en resguardos oportunos en clínicas, hospitales o sus casas. Los casos más complejos que debieron internarse o conectarse a ventiladores hasta ahora, están prácticamente todos en establecimientos de salud privados.

Asimismo, los denominados casos sospechosos o «en cuarentena», probablemente están en sus dormitorios, con televisión y puerta cerrada. Pero esa no es la realidad de todo Chile.

En mi trabajo profesional, he podido recorrer diversos sectores del país. He visto viviendas que se caen a pedazos, sin piso con baño tipo letrina en el patio, sin agua. Gente que vive en campamentos, cerca de vertederos y esos que muchas veces evitamos mirar cuando están hurgueteando en la basura por los restos de las demás casas

Hay viviendas donde viven 4, 6, 8, 10 personas o más y todos amontonados en uno o dos dormitorios, en una mediagua. Eso existe, no es fantasía y por lo demás, son muchas aquellas familias las que se encuentran en esa condición.

Por lo tanto, ¿Qué pasará cuando el virus llegue a los más vulnerables de la población? ¿Cuántos deberán morir? ¿Cuántos contagiados saldrán de un sólo foco infeccioso? ¿Se imagina usted una cuarentena en estas condiciones?

El Covid-19 ha matado a más de 600 personas en Italia y a nivel global, ya son más de 11 mil los fallecidos.

Es por ello, que es de suma importancia que deje de pensar que «estamos exagerando» que «somos alaracos» y tanta estupidez que he escuchado en las calles. Colabore en que los protocolos se cumplan, que se extremen las medidas y cerrar ciudades en caso que sea necesario.

Esperemos que en Chile, que aun no lamenta víctimas fatales, tenga la capacidad de abordar esta crisis sanitaria y no esperemos que pase como en Italia, donde hasta el stock de ataúdes se ha visto afectado. La gente se está muriendo. Hay más víctimas que en China.

No salga a la calle si no es necesario, si debe hacer su compra de supermercado, trate de llevar todo lo necesario. No se ande exponiéndose innecesariamente, porque en algún minuto, usted, un familiar o amigo se van a enfermar.

Se estima que el 70% de la población mundial podría verse afectado, eso es prácticamente 2 de cada 3 personas. En el hospital de Los Ángeles tienen 42 ventiladores mecánicos para quienes se vean más complicados, pero la experiencia internacional, indican que eso podría llegar a ser insuficiente.

Cuide su vida, la de su familia y de su entorno. Empatice con los más necesitados y los adultos mayores. Ellos, contagiados, comenzarán a morir en masa. No es un alarmismo, así es que no lleguemos a eso.