Terremoto de Valdivia historia de juan Díaz
Juan Díaz Salvo tenía 26 años cuando el mapa de Valdivia cambió para siempre.

Eran las 15:11 del 22 de mayo de 1960 y Valdivia vivió el peor terremoto que haya registrado la historia de la humanidad. Cerca de 2 mil personas murieron y más de 2 millones resultaron damnificados.

En la primera línea de esa mega emergencia, como siempre, estaban los bomberos. Juan Díaz Salvo de entonces 26 años, era uno de los que conformaba la sexta compañía “Arturo Prat”.

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Hoy este voluntario de bomberos tiene 87 años y El Contraste conversó con él a 61 años de la tragedia su relato, es parte de una historia que es digna de una película, pero es la vida real. Él junto a más de 350 de sus pares, no descansaron en tres meses.

“Recuerdo que el día antes, el día 21 estábamos celebrando una cena familiar, los 40 voluntarios de mi compañía, junto a nuestras esposas estábamos en conmemoración de los 60 años de nuestro cuartel. A medianoche el director de la compañía, pidió permiso para iniciar el baile programado, ya que estábamos de duelo, porque el día anterior había sido el terremoto de Concepción, y como de forma esotérica o algo así, dijo ‘hoy le toca a Concepción y mañana a nosotros‘ dijo él“, comenzó relatando.

El terremoto de Valdivia

El terremoto de Valdivia fue el peor desastre registrado instrumentalmente por la humanidad.

Al día siguiente, su vida cambió para siempre. “El 22 de mayo a las 15:11 horas, comenzó para mí, como persona y padre de familia, la peor tragedia que nos pudo haber ocurrido – el terremoto de Valdivia – y que destruyó prácticamente el 60% de Valdivia. En aquel entonces tenía 2 hijos menores, uno de 2 y cuatro años”.

“Estaba con mi esposa, preparándome para sacarlos a pasear a la Plaza de La Republica, cuando comenzó un movimiento suave, que al minuto pasaría a mayor. Nos caímos al suelo, yo los abracé, para protegerlos. Pensé en ese momento, como joven, que se acababa el mundo, ya que era algo espantoso”, añadió.

Juan Díaz, contó que “observaba como nuestra casa se azotaba con la del vecino, pero lo que más me impactó fue ver a la distancia, aproximadamente a 500 metros, el hospital regional que era de nueve pisos, como se venía a pedazos abajo. Saltaban los ladrillos, fue algo tremendo”.

“En  ese momento, el terremoto en sí, empezó suave, lo que permitió a todos los valdivianos, salir de sus casas. En un día domingo, Estaban los cines repletos y alcanzaron a evacuar los edificios, hoteles, el hospital y eso permitió que, cuando comenzó el remezón fuerte, el cataclismo para mí que duro para 8 largos minutos, donde saltaban y se abrían las calles, caían los edificios, un grupo importante estuviera a salvo. Fue algo espantoso”, sostuvo. 

Llegada al cuartel de la sexta compañía

“La reacción que tuve primero, fue que yo vivía en la avenida Bueras, que iba a dar al hospital. Ahí vi la hilera de 100, 200 o 300 enfermos corriendo a refugiarse al regimiento. La calle no estaba pavimentada y mi primera impresión fue correr a mi cuartel que estaba a tres cuadras desde mi casa, para sacar mi carro y con estos poder ayudar a la gente“, relató.

Ante eso, señaló que “resguardé a mi familia y partí a mi cuartel con un hermano, que vivía cerca de mí, que también era bombero. Corrimos a nuestro cuartel y cuál sería la sorpresa, de ver que este estaba en tierra. Estaba frente a la estación de ferrocarriles, era de tres pisos y habían desaparecido las construcciones vecinas”.

“Yo trabajaba en ferrocarriles, y entre la tierra y el polvo, veo mi cuartel que estaba destruido hacia el frente. No me quedo más cosa que junto con otros voluntarios, comenzar a sacar material, cemento, vigas, para poder abrir los portones“, sostuvo.

Voluntarios en acción

El voluntario, tiene grabado cada momento de esa jornada. “Luego de 15 minutos logramos sacar dos carros, un Ford 38 con una potente bomba que habíamos instalado y un carro moderno un LandRobert Ingles, que hace 3 años habíamos importado desde Inglaterra“.

“Logramos sacarlos, y partimos al hospital regional a ayudar a la gente. Pero, cuál sería nuestra sorpresa, que en el hospital, habían reventado las calderas y con esto había un gran incendio en el subterráneo. Qué hicimos… delante del hospital, había una piscina de 100 metros cuadrados, era una joya con peces, pues bien instalamos nuestros equipos y nos pusimos, a trabajar. Fue nuestro primer incendio y fue la primera actuación de apagar incendios”, relató.

El hombre, describió que ”después, tipo 6 de la tarde, terminamos de trabajar, recogimos nuestro material y tratamos de llegar al centro, a nuestro cuartel general que estaba en la plaza de la Republica. Logramos llegar como a las 9 de la noche, porque las calles estaban destruidas”.

El día después

Terremoto de Valdivia 1960
El suelo literalmente se partió en dos en el Terremoto de Valdivia de 1960.

“Al otro día llegaron equipos pesados y logramos sacar nuestros equipos y, milagrosamente, nuestros carros estaban sin daños. En Valdivia somos 9 compañías, de la cuales 6 estaban en el cuartel – 1,2,3,5 y 8 – las demás 6, 7, 9 y 4 tenían sus cuarteles propios en la ciudad. De estos, se destruyó el de la 7 y 6, y la 4 y 9 resistió. Lo demás todo en el suelo”, dijo..

Añadió que “los días posteriores fueron tremendos, ya que nuestro comandante, ordenó un cuartel provisorio en la Plaza de la República, y con una radio muy precaria que teníamos, nos comunicábamos con nuestro cuartel y el cuartelero, los teléfonos se recibían las emergencias”.

De acuerdo a su relato, con ayuda de carabineros, iban viendo dónde se requería ayuda. ”Logramos conseguir permisos en los trabajos, estuvimos prácticamente trabajándole a la ciudad tres meses sin quitarnos el uniforme”, relató.

Ahí las labores además de rescates, eran abastecer de aguas y ayudar en todo lo que se necesitaba. También, dijo, comenzaron a llegar las ayudas de distintos país.

“Empezaron a llegar aviones americanos con la ayuda y aterrizaron en una pequeña cancha. Después supimos porque trabajamos codo a codo, que eran pilotos que habían participado en la guerra de Corea. Fue gracias a ellos, que llegaron los camiones cisterna, una planta depuradora de agua y repartíamos agua a la ciudad. También nos pedían ir a escarbar escombros, pero estos, cuando los escarbábamos solo encontrábamos cadáveres“, contó con angustia. 

El tsunami

El terremoto, no fue solo el movimiento. Esa jornada del 22 de mayo, cuando el reloj marcaba las 16:10 el mar se recogió. Diez minutos más tarde, olas de 8 metros, devastaron la ciudad y cambiaron su cartografía para siempre.

“Lo que más impactó, fue el maremoto que hundió a la ciudad. Con el terremoto, Valdivia bajo 2 metros. Estaba todo inundado. Fue un trabajo muy arduo que tuvimos los bomberos. Dormíamos muy poco ayudando a nuestra gente”, dijo.

El voluntario, recuerda como se armaban fogatas y carpas en las calles o cómo tuvieron que ayudar a una mujer a dar a luz. El listado de momentos que marcaron su trabajo de esos días, podrían fácilmente llenar páginas de algún libro.

Terremoto de Valdivia: El recuerdo de una catástrofe

Un año después de la catástrofe sísmica más grande registrada por la humanidad, Juan Díaz fue elegido capitán (1971 a 1975). 10 años después tuvo que dejar la ciudad porque lo trasladaron de su empleo.

Sin embargo, su amor por la institución fue lo primero que retomó al regresar a Valdivia. ”Este año 2021, estoy cumpliendo 70 años de bomberos. La salud me ha llevado para estar bien, y estoy muy activo, soy el número uno de mi compañía, el más antiguo y ojalá pueda estar un tiempo más“, señaló con orgullo.