Los Ángeles y el covid no sólo ha reflejado la baja capacidad de la población de responder a una crisis sanitaria, si no que ha mostrado el mal diseño de estrategias – siempre centralizadas – para combatir una pandemia. Aplican el mismo modelo a Alto Biobío que a la comuna de Las Condes. Desde ahí, ya nada tiene lógica.
Los reportes diarios de prácticamente todo el año 2021, han mostrado que la capital de la provincia de Biobío, en muchas veces duplica y hasta triplica los contagios diarios de la segunda ciudad con más casos de coronavirus.
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Así, la pandemia ha sido el experimento más visible, para demostrar el centralismo brutal de Chile. Durante todo este tiempo, el Colegio Médico, el alcalde, el gobernador, funcionarios de la salud y grupos de la sociedad civil han planteado buenas ideas para combatir el virus. Pero, ¿qué ha pasado? Dos cosas. O simplemente no han escuchado nada los puntos, o las medidas llegan exageradamente tarde.
A continuación la cadena de desaciertos adoptados con la comuna para hacer frente a la pandemia.
Los Ángeles y el covid: Cuarentena inutil
Si uno analiza los datos, es fácil percatarse que el extenso tiempo que la ciudad pasó en cuarentena, no sirvió de nada. De esto cualquier persona se pudo dar cuenta a los pocos días. Llegó la cuarta semana y estábamos peor que el primer día. Pero lamentablemente, como son políticas diseñadas desde el Minsal en Santiago, las autoridades locales no tenían otra que – como se dice en «buen chileno» – «agachar el moño».
Más del 80% del año bajo cuarentena y la ralla para la suma, es que lejos de mejorar, todo simplemente empeoró y cada día las cifras lo demuestran. Las tendencias a la baja en más de 3 meses de Fase 1, nunca ocurrieron.
Subsecretaria Daza y el Plan de intervención mayor
El 9 de abril, la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, arribó a la región. ¿A qué? a nada. Los Ángeles pasaba por esos momentos por una difícil situación. No vino a la ciudad y desde Concepción anunció un «mega plan de intervención mayor». Los Ángeles y el Covid, una vez más, mostraban «su poder».
En él, la autoridad dijo que se incrementarían las fiscalizaciones de manera notable. Se dijo que apoyarían con equipo de Concepción – lo cual ocurrió – pero lamentablemente, esto no cambió la realidad de la ciudad. Los controles, además de mediocres (porque no eran lo que las autoridades siguen creyendo) no iban al foco del problema. Se anunciaba con bombos y platillos que «nadie podrá entrar a la ciudad». El show mediatico duraba solo unas horas y luego todo seguía igual.
Además, si uno observa el mapa de calor, los casos se concentran en los barrios. No en el centro, no en los restaurantes, no en las notarías. Pero jamás han querido hacer este trabajo. Probablemente, tienen miedo de la reacción comunitaria. Por un lado es lógico, si hasta un pastor evangélico se lanzó a golpearlos en una oportunidad, haciendo que la comuna sea el hazme reír de los matinales de televisión.
Pero, raya para la suma, la subsecretaria, lo único que logró, fue que se aumentaran drásticamente los testeos. Eso sí ha dado resultado. Sin embargo, la tardía respuesta de hasta 3 o 4 días en su entrega, permite que los «asintomáticos», que voluntariamente se acercan a las Búsquedas Activas de Casos, sigan contagiando.
Cordón sanitario: Primera temporada
El martes 04 de mayo, cuando Los Ángeles vivía su 11ª semana en cuarentena, se anunció un cordón sanitario. La medida se extendería hasta el lunes 10 a las 21 horas.
Si bien era una medida esperada – que las propias autoridades locales habían solicitado cuando la comuna llevaba 3 semanas o menos en Fase 1 – su implementación no fue la mejor. Lo que es peor, es que si bien la movilidad se redujo en más de un 14%, los casos no bajaron. O sea sí, un par de días antes de las elecciones, para luego nuevamente volver a su «normalidad».
El cordón no era entonces la respuesta para lo que estaba pasando en la ciudad. Los Ángeles y el Covid, una vez más, seguían caminando juntos como los «mejores amigos».
Cordón sanitario: Segunda temporada
Con gran alegría el jueves 13, desde el Palacio de La Moneda anunciaron el término de la cuarentena para Los Ángeles. Los más felices eran los comerciantes.
Pero este avance, no fue por una mejor situación pandémica, si no por el agotamiento mental de la población. La medida francamente ya no funcionaba.
Por ello, la «gran idea» del nivel central fue: «Deben retomar sus actividades que permite la fase dos, pero les pondremos un cordón sanitario». Si el primero era tarde, pero al menos tenía cierta justificación, este segundo cordón ha sido un fiasco.
Una baja presencia de personal en los controles, un proceso lento y engorroso, no han hecho más que generar un mayor estres y problema de salud mental en la población.
Trabajadores deben esperar por horas para entrar a la ciudad, debido a que deben acudir presencialmente a sus oficinas o locales. Llegan atrasados y si bien los jefes pueden entenderlo. Seamos claros, si la situación se repite y ese trabajador tiene demasiados inconvenientes para llegar, no le sirve al negocio y su puesto se podría perder. Pues bien, una vez más, nuestras autoridades centrales no lo pensaron.
El control sanitario además, no ha servido para disminuir los casos. Todo esta igual. Todo está peor.
Comunidad dispuesta a morir
Finalmente, llegamos a esto. «Caiga quien caiga». Hay quienes ya se aburrieron y decidieron hacer su vida normal. No les importa morir y no toman conciencia que el virus mata. Para qué hablar de la ignorancia de quienes no creen en la pandemia ni en las vacunas. Los que le creen más a un meme o una página de Facebook «trucha» de noticias, por sobre la voz de la ciencia mundial.
Fiestas, reuniones y celebraciones familiares, han provocado la gran mayoría de los casos. La gente visita a sus parientes y lo primero que hacen al entrar a las casas, es sacarse las mascarillas. Ahí ya no hay ministerio, no hay fiscalizadores. Lamentablemente, cuando depende de las personas, somos igual de inútiles que las autoridades.
El desgobierno de la población no ha sido reaccionado como corresponde por las autoridades. Desde el Minsal llaman a la población al «autocuidado». Lamentablemente, la comunidad en su estado puro, ha sido incapaz de estar a la altura. Pero, si la gente supiera manejar los temas y velar por el bien común, probablemente no necesitaría de gobernantes. Por lo tanto, sigue siendo su responsabilidad. Nadie ha ido a la cárcel por los brotes, ni fiestas. Nadie paga sus multas ni sumarios. Y lo que es peor, tampoco hay un gran esfuerzo porque eso ocurra.
Así las cosas, Los Ángeles y el covid, seguirán avanzando tristemente. Seguiremos a la deriva. Nada ha cambiado y nada cambiará. ¿Quién podrá ayudarnos?