Logrado este acuerdo sobre la eventual reforma a la Constitución, los parlamentarios lograron subir un par de puntos en la alicaída aprobación ciudadana.

Luego, subieron otros mas, al aprobar rebajar sus dietas en un 50%, ajustándose a esa pancarta que reunió un millón de chilenos: “No mas abusos”. Todo bien. Comenzaron asomarse de nuevo en algunos actos sociales y la correspondiente fotografía publicitaria.

“Hay una cuestión en el ADN chileno, que no encaja con esto que se denomina desarrollo y deber”.

El acuerdo, que ellos compartieron, expresa que, “los partidos que suscriben este acuerdo, vienen a garantizar su compromiso con el restablecimiento de la paz y el orden público en Chile…”, luego el tradicional respeto por los DDHH, y, por primera vez, “… a la institucionalidad democrática”. Quiero entender que se refiere a toda la institucionalidad, porque lo meramente democrático, es decir aquella parte de la autoridad generada por ese camino, es en número, el menor de todos, aunque con mucho poder.

Vista así las cosas, el acuerdo provocó un apoyo nacional mayoritario. Era una advertencia al Partido Comunistas y sus satélites, además de los grupos anárquicos o los “nines”, (jóvenes, algo parecido a las mafias salvadoreñas que, “ni trabajan, ni estudian”, se pintan el cuerpo y andan con zapatillas de marca, y que les viene de maravilla esto de los DDHH), advertencia digo, de que la cosa se ordenaba y los saqueos a su vez, se terminaban. Sin embargo, siguieron las protestas y saqueos.

Volvieron a sus casas los que votaron en la última elección y se quedaron en la calle, los que nunca han votado y por tanto, tampoco tienen compromiso alguno con ese mundo político que se puso de acuerdo.  Y con la Constitución, dudas y lo demuestra el hecho de que se anuncian soluciones en el alza de las pensiones, uno de los asuntos más solicitados, sin hacer modificación constitucional.

“No me gusta una campaña del No a todo evento”.

En realidad, creo que en estos jóvenes, el tema es algo mas profundo y que necesitan, un espacio de tiempo mayor, con otros actores en el debate y actitudes inteligentes para conversar una materia sociológica de envergadura. Hay una cuestión en el ADN chileno, que no encaja con esto que se denomina desarrollo y deber.  Camila Vallejo, dijo, “hay que igualar para abajo”.. y parece que es cierto.

Pero, en lo principal, “permítanme insistir”. La prensa nacional pregunta y los diputados RN, Udi y Evópoli responden: “¿Votará si o no para una nueva Constitución?” Y ganó el Si. (¿?). Votaron, sin alternativa. Ello puede significar que efectivamente quieren modificar la Constitución. Si fuera así, tampoco sabemos que aspectos de ella procurarán reemplazar o, mantener lo actual y agregar otros. No me gusta una campaña del No a todo evento.

Eso silencia a quienes quieren modificar la constitución y los favorece, porque se han puesto en la idea de no hablar antes…para no asustar. En fin, este “si queremos otra Constitución” de Chile Vamos, me sorprendió. El mundo al revés.