“Tengo claro – decía aquel hombre algo ajeno a las cosas del espíritu –  que hay algo que no entiendo pero que existe”. Luego, pontificaba sobre los asuntos que son propios de la naturaleza de las cosas y entre ellas, esa fuerza que la vida tiene en cada uno de nosotros, fuerza que surge de ese algo, que unos llaman espíritu y otros simplemente una “reacción propia del intelecto”, que es, según ellos, su existencia, este intelecto, permite, “recoger ese algo”.

Aunque ligeramente enredado, aquella persona caía rendido frente a la evidencia. Se analizaba esto del Virus en Los Angeles. En efecto, las cifras sanitarias, superan ampliamente el resto de las antiguas capitales provinciales de Chile. Bajo número de infestado, alto número de recuperados. ¿Qué ocurría? ¿El sistema de salud de Los Angeles, es mejor que el resto del país? Puede ser, no hay que descartarlo, sin embargo, hubo algo mas.

Un día repleto de sol, al inicio de esta pandemia, se elevó un pequeño avión. A bordo: El Piloto del avión, claro, no podía ser de otra forma, el Obispo Felipe Bacarreza, un sacerdote, Tomás Carrasco y dos personas mas, cuidadas, protegidas. Ambos religiosos se cubrieron de ropas blancas para llevar el Santísimo y una imagen de la Virgen Nuestra Señora de Los Angeles ¿El Santísimo?, “¿Qué es eso?”, preguntó este amigo intelectual. “Es el mismo pan sostenido por Jesús un día antes de ser llevado a la cruz”, fue la respuesta. Luego el debate. “¿Y qué hacía a bordo de un avión?”, consultó con ironía, “Para entenderlo vuelvo a tu inquietud, esto de que hay algo y es verdad que hay algo. Cuando te enamoraste de tu mujer, también había algo que te inspiraba ella en tu vida. Tus hijos te inspiran protección. No estás dispuesto a abandonarlos. El espíritu en ese pan, tampoco”.

La bendición con aquel Pan de Dios, sobre la ciudad y la provincia, nos cubrió con ese algo que protege y anima. De paso, dimos algo mas de paz a los servicios sanitarios. ¿Y todo esto es verdad? “Bueno, al menos algo pasó, esa bendición está respondiendo…..el problema es que nos estamos portando ahora mal. Repletamos las calles”. ¿Es que habrá que hacer lo mismo? Ahora pidiendo a ese espíritu de Dios, que nos de prudencia y volvamos a nuestros hogares, cuidarnos y vivir la familia? 

Las bendiciones producen mas efectos cuando suman ambos, bendito y bendecido, esfuerzos comunes. A un amigo yo lo cuido, porque el también me cuidará a mi. Esa es la forma, no otra. Sino, habrá que volver a volar con el Santísimo.

Mario Ríos Santander