La pequeña comuna de Negrete, vive por estos días la peor crisis política de su historia, luego que el alcalde Francisco Javier Melo Márquez terminara en prisión preventiva involucrado en el caso de corrupción municipal más grande de la historia de Chile.
No es solo eso, días antes la Brigada de Delitos Económicos realizó la misma acción en contra de David Encina, jefe de la Secretaría de Planificación Comunal, quien habría sido el nexo entre la empresa Itelecom y las gestiones para lograr que se aprobara el multimillonario presupuesto para el recambio de las luminarias led del territorio. No es más lo que se sabe, porque la investigación se hace en el más profundo secreto.
Con el escándalo destapado, fuentes de El Contraste nos han indicado que esto «es sólo la punta del iceberg de lo que podría destaparse» a partir de este hecho al interior del municipio. El «Caso Led» no sería lo único. «Hay gente que quiere hablar, porque hay muchas cosas que al menos deben investigarse», aseguran.
En fin, ¿qué sucedió posteriormente tras estallar el caos? el 21 de diciembre, los concejales Rosa Salamanca, Carlos Torres, Marcos Troncoso y Fabian Lizama, solicitaron una sesión especial del concejo municipal. El objetivo, sacar del cargo a la administradora municipal, Nattali Muñoz, sindicada como el brazo derecho de Francisco Melo. Hasta el minuto su nombre no figura dentro de los imputados del hecho, pero su cercanía con el jefe comunal bastó para que los ediles le echaran mano al artículo 30 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades.
Pero ahora, hay una nueva acción que se debe decidir con urgencia y es la renuncia que envió al concejo el alcalde Melo desde su celda en la cárcel El Manzano, donde cumple su prisión preventiva.
La autoridad citó el artículo 60, letra D de la misma Ley, que sostiene que el alcalde cesará en su cargo por «Renuncia por motivos justificados, aceptada por los dos tercios de los miembros en ejercicio del concejo. Con todo, la renuncia que fuere motivada por la postulación a otro cargo de elección popular no requerirá de acuerdo alguno».
En este contexto, esta inteligente carta redactada probablemente con apoyo de sus asesores, es claramente escenario más favorable para Melo. El trámite pasa al concejo, se aprueba la renuncia, se elige su reemplazante y aquí no ha pasado nada. Sin embargo, con todo lo que se ha vivido probablemente no sea lo más correcto. O al menos hay que tomar las determinaciones con seriedad.
Si seguimos la lógica de los últimos actos realizados por los ediles, la administradora municipal fue destituida del cargo solo por ser cercana a Melo. Hasta ahora no hay prueba alguna que la vincule al escándalo, por lo tanto, las acciones contra el jefe comunal deberían seguir esa lógica. ¿o no? Si estamos hablando de tomar decisiones ejemplificadoras contra quienes empañan el trabajo de los cientos de funcionarios, no se pueden mirar los títulos o el «poder» que tienen las personas. Aquí hay que ser severo porque las causas investigadas son graves. Si alguno de los involucrados es declarado culpable, los concejales no pueden simplemente seguir con su vida, ya que todos, si todos, aprobaron el proyecto de recambio de luminarias.
Ahora, existe otra alternativa dentro de las posibilidades que podrían acontecer y que tendrán atento a los vecinos de la comuna. Los concejales podrían rechazar la renuncia de Melo, adjuntar los antecedentes y pedir al Tribunal Calificador de Elecciones su destitución. Bajo este escenario, el jefe comunal quedaría imposibilitado de ejercer cualquier cargo público dentro de un plazo de 5 años.
En estos momentos, en el rol fiscalizador de los concejales, se echan de menos algunas cosas. Tanto la municipalidad – entendiendo que tiene un rol más allá de los alcaldes de turno – ya debería haberse querellado contra todos quienes resulten responsables, haber exigido auditorias a todos los procesos licitatorios. Aquí es donde el actuar de los concejales debe ser con gran determinación y «caiga quien caiga».
En raya para la suma, aquí y en cualquier municipio, la corrupción jamás debe ser tolerada, bajo ninguna circunstancia ni justificación. Es hora que la basura del sistema salga cabeza agacha y comencemos a darle a la función pública la importancia y el foco real que está en la gente, no en los bolsillos de algunos y en los mezquinos intereses.
Si en Negrete existen concejales honrados y dedicados, hay cosas que pensar y decidir pensando en el futuro de la comuna y no sólo de sus puestos, campañas y sueldos. Si no lo hacen, usted estimado lector, tiene la obligación de pasarles la cuenta con su voto. De lo contrario, en este último eslabón de la cadena, sería un «cómplice pasivo» de este vergonzoso espectáculo que hoy dan aquellas personas en que se depositó la confianza.