Si es así, los desafío son mayores a los que podamos imaginar.

En esto de que el mundo ha cambiado y por tanto sus valores, otros simplemente han desaparecido o están a punto de desaparecer. ¿Es que los publicistas, le ganaron la pelea a las iglesias, a las escuelas de filosofía, sociólogos y todo aquello que se precie de intelectual? Parece que si, porque hasta el 10%, teóricamente un recurso para la emergencia, terminó en buena proporción, comprando tiendas completas. Entonces, el consumo no era el problema. 

Las universidades y centros de estudios que tienen la carrera de publicidad, se encuentra satisfecha. Y cómo no, si sus egresados ganaron en todo y el resto, perdió en todo. 

A pesar de que los jóvenes señalaron que esta es una sociedad mediocre,  de propuesta aburridas y que el mundo había perdido la dimensión humana, ellos mismos se encargaron de quemar uno de los símbolos que sustenta la esencia del ser y ardieron iglesias en ciudades y campos. El fuego arrasó con todo y las imágenes sagradas, hecho añicos.

¿En que quedamos entonces?

Para algunos, el “estallido” del año pasado, tuvo como antesala el movimiento “Beat”, “Hippie” y el propio “Mayo francés” de mediado de los sesenta. Algo más de medio siglo preparando el asalto final a una sociedad que, confusa aun, sea representativa del “Yo y Ahora”. Sin raíces molestosas, ni abuelos levantando la voz. Por ello, los jóvenes tampoco han adherido a la “causa indígena”, porque cuando oyeron a aquel Lonco que dijo, “Nuestro pasado es el futuro”, reafirmando esto de que, “lo único verdadero es lo que ha ocurrido”, no los interpretó para nada. Volver sus ojos al pasado, les resultaba insoportable.

Sin embargo, a los jóvenes le soplaron en los oídos, esto de la desigualdad, la pobreza. Ahí reaccionaron y el abuelo fue requerido: “Tuviste mas que nosotros” y todos los abuelos respondieron, “No, ustedes tienen mucho mas de lo que hubiésemos querido”. ¿Entonces?

En esto de la Constituyente, uno comentó de los 18  millones de chilenos. Otro le respondió, “Somos 50 millones”. Se recordó que varios años atrás un estadístico del INE con datos de censos antiguos, concluía que “Chile es un país de 50 millones de chilenos”. Los 18 millones eran los vivos, pero con  fallecido, sumaban estos 50 millones. “A Chile hay que verlo íntegro y no solo la imagen de hoy”. Fue la recomendación final. ¿Y se ve así?. Toda carta fundamental, que se pretende como texto de largo alcance, asume la cuestión completa. 

En suma, la posmodernidad anunciada y temida, busca un espacio para quedarse. Pero hasta ahora, solo se ha manifestado. Y para peor, la oportunidad de elegir Constituyentes post modernos, terminarán confundiéndose con alcaldes y concejales. Todos, sumarán, al menos en este Distrito 21, unos 550 candidatos.

Mario Ríos Santander