Contexto | Leyenda del Tué Tué

Una de las leyendas más conocidas en muchas zonas rurales del Biobío y gran parte del país es la del enigmático pájaro Tué Tué”, el cual posee un canto particular que, según la creencia popular, anuncia la muerte de alguien en las cercanías del lugar donde se posa. Aquí te contamos su historia. 

En los rincones más apartados del campo chileno, donde las luces eléctricas apenas acarician las noches y el silencio solo se quiebra por el murmullo del viento o el crujir de la leña, aún se escuchan los ecos de un grito temido: «¡Tue-Tue!». Para algunos es solo una leyenda; para otros, una realidad tan vívida como el canto de las aves al amanecer.  

Lo cierto es que, en las zonas rurales del Biobío, como en Nacimiento, Los Ángeles o Mulchén, la figura del Chonchón —también conocido como Tue-Tue— sigue sembrando miedo y respeto. Más aún, en aquellas fechas de importancia cultural y de tradición, como en la “Noche de San Juan”.  

La leyenda, de raíz mapuche, habla de un brujo o kalku que, tras untarse el cuello con una pócima secreta, logra desprender su cabeza del cuerpo para convertirla en un ave nocturna con aspecto humano. Se trata de una criatura de mal agüero, de ojos saltones, orejas prominentes y un canto lúgubre que anuncia la muerte. Según los ancianos del campo, si lo escuchas puedes salvarte, pero si oyes “chon-chón”, el destino está sellado. 

El Tué Tué en el Biobío

Una de las historias más repetidas en el interior del Biobío ocurrió en la localidad de Choroico, una pequeña comunidad rural de la comuna de Nacimiento. Allí, una familia asegura haber escuchado en el techo de su vivienda el aterrador canto. El padre, enojado, enfrentó al ave sin éxito alguno. “¡Brujo, anda a gritar a otro lado!”, le gritó sin ver nada, mientras el canto persistía con fuerza.  

Años después, relató a sus hijos cómo su padre también fue visitado por este ente. A esto, se suma cómo una vecina, al invitar al ave a desayunar, fue sorprendida a la mañana siguiente por una anciana de aspecto sombrío que tocó su puerta para cobrar la invitación. 

Pero no todo termina con una visita. Hay quienes afirman que echar sal al fuego cuando se escucha al Tué Tué es una forma efectiva de neutralizar su poder. En Melipilla, donde se origina esta leyenda según algunos historiadores —su nombre en mapudungun significa “cuatro pillanes” o “cuatro brujos”— un grupo de campesinos que trabajaban en la noche vivió un episodio que los marcó para siempre. Tras escuchar el canto, uno de ellos arrojó sal al fuego, y de inmediato un ser alado cayó del cielo gritando con voz humana. Desde entonces, uno por uno, comenzaron a desaparecer. 

Un mito rural

El mito ha cruzado generaciones, adaptándose a cada rincón del país. En las provincias del sur, como Arauco y Biobío, es común que los relatos pasen de abuelos a nietos junto al fogón. Algunos describen al ave como un hombre elegante que aparece al amanecer para reclamar la sal prometida, otros lo han visto adoptar forma de animal o incluso de vecino. En todos los casos, se repite una advertencia: nunca prometas nada al Tué Tué, porque volverá a cobrarlo. 

En estas tierras donde el sincretismo cultural se entrelaza con la espiritualidad ancestral, esta leyenda es mucho más que una figura folclórica. Representa el temor a lo desconocido, el respeto por las fuerzas que no comprendemos y la riqueza de una tradición oral que aún hoy sigue viva en los campos del Biobío. 

Aunque para algunos sea solo una superstición, lo cierto es que cada noche oscura en el sur de Chile podría ser testigo de un nuevo vuelo del Tué Tué. Así que, si alguna vez escuchas ese inconfundible grito quebrar el silencio nocturno, piensa dos veces antes de abrir la puerta o encender la luz. 

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