La historia del fútbol chileno parece escribirse siempre de esta forma, con el mismo lápiz y tinta seca.
Los éxitos que refrendan a una generación parecen ser mas bien un oasis dentro de un sinfín de tragos amargos que año a año se acumulan y nos hacen retornar al pesimismo y, quizás, a la típica “calculadora” del final del proceso.
Lo ocurrido en Montevideo no es inesperado ni mucho menos impensado, sino mas bien esperado y vaticinado por muchos.
No se trata que reine una especie de animadversión hacia La Roja, sino que este ciclo viene hace rato sin convencer, Rueda parece más preocupado de calmar el ímpetu periodístico que hacer un trabajo eficiente y, los pocos jugadores que podrían hacer algo se lesionaron, o enfermaron y los que estuvieron en cancha, no pudieron hacer mucho ante las carencias evidentes de sus compañeros.
No vayamos a caer en la justificación de que “perdimos por culpa del var”. Es cierto que el arbitraje dejó mucho que desear y que saltan dudas evidentes sobre el uso eficiente de la tecnología, pero debemos tener presente que perdimos por 2 a 1 contra una de las peores selecciones uruguayas que se le haya visto al maestro Tabares, una selección que no hizo valer el peso del centenario, escaza de ideas, sin la típica garra charrúa, pero que haciendo gala de su historia ganan “a la uruguaya”, gol de último minuto y a llorar a la Fifa.
¿Puntos altos? Los típicos, Alexis, Vidal, Charles – aunque impreciso a ratos – y chispazos del resto. No faltara el que diga “el chapa también hizo buen partido” o “Díaz se vio solido”, pero la verdad es que analizando el partido con la cabeza fría, podremos ver que nada de eso ocurrió. Ni siquiera hay que referirse a los cambios, ya que solo resta señalar que Pinares entró e hizo una falta, un fuera de juego y Alexis en tres ocasiones tuvo para darle un pase y no se lo dio, prefiriendo jugar hacia atrás, lo que habla de la falta de entendimiento que hay en la cancha, cuyo único responsable tiene un nombre claro, Reinaldo Rueda.
Es una pena ver como se ha destruido una selección y no se ha sabido sacar el tan esperado recambio, mientras vemos en la vereda del frente como un país con casi 3 millones y medio de personas y sacan jugadores de nivel mundial como si fuera una fabrica, con un sello propio, un trabajo serio y constante, con una federación de futbol preocupada del deporte al que representan y no de valerse de la propia institución.
En el horizonte cercano, se viene la Colombia de James, Cuadrado, Ospina, Zapata y Falcao, entre otros. Otra selección que hace las cosas bien y que de la mano de Carlos Queiroz buscan un juego mas contundente y efectivo que el de la Colombia de Pekerman que quedó fuera del mundial de Rusia por penales ante Inglaterra, es decir, una selección para tener presente en el escenario sudamericano.
Se nos viene difícil y este inicio no es del todo esperanzador, mas debemos esperar que los jugadores como Bravo, Isla, Medel, Orellana, Maripán, Valdivia y Pulgar no vuelvan a lesionarse, ya que sus ausencias se notan y duelen en el corazón de nuestra selección, tener la esperanza de que Rueda pueda hacer un trabajo fuerte y que finalmente podamos ver un juego con un sello propio que durante años nos acompañó y que ahora solo parecen un lindo recuerdo.